• 31/05/2017 02:00

Noriega se llevó sus secretos

Necesita la ciudadanía saber qué se llevó Noriega a la tumba? A nuestro juicio, sí. 

La muerte de Manuel Antonio Noriega ha movido todas las fibras íntimas de un país que ha evolucionado en un proceso difícil, complicado, imperfecto y todavía con algunos peligros en sus alrededores llamado ‘democracia'. Tal vez lo que más gravite sobre sus restos en estos momentos sea la cantidad de información que se llevó consigo, de la cual nunca se supo y tal vez no se sabrá nada, al menos por algún interrogatorio de nuestras autoridades judiciales o bien mediante una confesión espontánea. Eso sí, desde su detención en enero de 1990, Noriega ha tenido que contar algunas cosas tan importantes como delicadas y tal vez comprometedoras. Esas confesiones deben estar en manos de los Estados Unidos, en forma de ‘documentos clasificados', ‘ultrasecretos' o simplemente como parte de un extenso expediente. ¿Necesita la ciudadanía saber qué se llevó Noriega a la tumba? A nuestro juicio, sí. No por revanchismo, sino por hacerle honor a la verdad. ¿Y por qué es importante para Panamá que se develen los secretos de Noriega? Porque en ellos podría encontrarse la clave de muchos eventos sobre los cuales hoy quedan secuelas enquistadas dentro de un esquema que derramaría incontables e insospechadas situaciones, con nombres y apellidos concretos. Tras cerrar el capítulo de Manuel Antonio Noriega en vida, se abre el de sus misterios profundamente ocultos, y que, cual Caja de Pandora al abrirse, dejaría ver aquellos males que llevaron a Panamá a una crisis institucional profunda. Son males que Panamá desconoce, y de los que merece tener conocimiento.

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