El índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP) se situó en 70 puntos en junio pasado, con una caída de 22 unidades respecto a enero de este año,...
La reciente visita de José Mujica, el expresidente de Uruguay, fue como una bocanada de decencia y un aliento de que en Latinoamérica todavía hay políticos que no ven la cosa pública para generar riqueza para sus bolsillos. Su mensaje, claro y directo, también puso en el tintero muchas realidades que por nosotros estar sumergidos en la diatriba politiquera, descuidamos sin percatarnos de que tenemos que afrontarlas a la vuelta de la esquina. Entre estos temas está el que tiene que ver con la jornada laboral tradicionalmente establecida de ocho horas diarias; las profesiones protegidas; el tema de la legalización de la marihuana; el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo... Pero Mujica también fue muy claro en que, con mensajes subliminales que bombardean nuestros cerebros a diario, nos están arrastrando hacia un consumismo incontrolable, con un consumo superfluo, donde lo que gastamos es tiempo de nuestra vida y eso es miserable. Todos estos, dijo, son problemas por delante y lo que se avecina con los progresos vertiginosos de la tecnología y la ciencia, nos lleva a la conclusión de que debemos prepararnos como sociedad para lo que se viene. Su mensaje elocuente, realista y con una gran sencillez, fue directo a los que quieren gobernar, sobre todo a esos que quieren llegar al poder para hacer negocios, a quienes dijo, hay que echarlos de la política. Y es precisamente lo que hemos vivido en los últimos años en Panamá. Gente que llega al poder para hacer negocios y es esa la gran tarea de toda la sociedad panameña: echarlos de la política. ¡Ni más ni menos!