‘Bribones corruptos, bribones honestos'...

La polémica está marcada y si no se para a tiempo, el país no tiene otra salida que un conflicto de grandes proporciones, con consecuencias inimaginables. El Ministerio Público tiene que jugar su papel, porque quedará marcado en la historia como el verdadero responsable de esta tragedia nacional, si no aplica la justicia como debe ser.

No es posible que sigamos con la distinción de ‘bribones corruptos', a quienes le cae todo el peso de la ley y ‘bribones honestos', a quienes, pese a cometer los mismos pecados que los anteriores, no les pasa nada. La lucha es contra los bribones, sea del partido o grupo económico que sea, porque al fin y al cabo sus actos son igual de dañinos para toda la sociedad.

Lo irónico de todo es que los ‘bribones honestos' se dan golpes de pecho hablando de democracia, de lucha contra la corrupción, de transparencia... Son verdaderos lobos con piel de oveja, que nos miran a la cara y se nos ríen. Y lo peor es que el Ministerio Público sabe toda la verdad y la que no tiene documentada es porque se ha negado a investigarla. Cuando las instituciones caen a extremos como el que tenemos, sin credibilidad y desprestigiadas, la experiencia es que otros se toman el papel de ‘salvadores' y aparecen los mesías que llevan al país a una situación peor.

O aparecen los que se toman la justicia por sus propias manos y su ley incluso, la llegan a aplicar a la autoridad que no hizo el trabajo para la sociedad. Son extremos muy trágicos, pero la experiencia está en nuestro alrededor. Hay tiempo para que el Ministerio Público retome la senda de lo correcto y deje de distinguir entre ‘bribones corruptos y bribones honestos', porque todos son bribones y a estos les debe caer todo el peso de la ley. ¡Caiga quien caiga!