Lo que no funciona, ¡cámbialo!

La década de los noventa fue de grandes cambios. El poder del mercado, a través de la globalización motivó las privatizaciones en los diversos países. Panamá no estuvo exenta de esta ola internacional y aquí ensayamos una fórmula donde el Estado dio paso a una empresa mixta, pero conservando el 49 por ciento de las acciones de las acciones y otro dos por ciento los trabajadores. Cierto es que en telefonía hay una real competencia y esto lo ha celebrado el público consumidor. En cuanto al cemento, la realidad es que nos desprendimos totalmente de la empresa y hoy, en los últimos ocho años, el incremento ha sido del ciento por ciento. Cuando hablamos de electricidad, la realidad es que no ha bajado el precio de la energía, el Estado tiene que subsidiar a los de menor consumo, pero al final todos pagamos. Y como si fuera poco, las autoridades que deben velar porque sean los consumidores los beneficiados, denotan un real sesgo en beneficio de los empresarios. La realidad es que tenemos un ente regulador que no funciona, el Gobierno tiene que retomar el control. La idea de la privatización era hacer más ágil las inversiones y que el suministro de energía fuera estable. Lo que tenemos hoy es una rapiña, no han bajado los precios y el consumidor no está como prioridad, sino el negocio. ¿Qué dicen los precandidatos presidenciales sobre esta bomba de tiempo?