Las revelaciones de David Saied, hasta hace poco director del Instituto Nacional de Estadística y Censo, ponen el dedo en la llaga. Y es que no se puede ignorar que reflejan la realidad de un modelo económico que no es sustentable. Saied afirmó que el desempeño económico del primer trimestre de este año fue el más bajo de los últimos dos años y que no se cumplirán las perspectivas trazadas por los genios del MEF. El desempleo está en un alza imparable, las empresas están cerrando y que el sector privado no quiere arriesgar inversiones en un clima de incertidumbre. La construcción es uno de los sectores más golpeados con un inventario de 700 mil metros cuadrados de comercios y oficinas que no tienen oferta. El Canal, que aporta unos $1600 millones anuales, ha reducido sus operaciones a la mitad y, en consecuencia, no producirá los mismos dividendos el próximo año. Lo más alarmante de todo esto es que una cifra similar a los aportes del Canal, el Gobierno la destina a subsidios. Actualmente hay 825 mil panameños que viven de los subsidios del Gobierno. Eso ha hecho que los NiNis, que no estudian ni trabajan, hayan aumentado un 50 % y que existan familias que reciben, en conjunto, hasta $1500 mensuales por distintos tipos de subsidios. ¿Para qué trabajar si el Gobierno los mantiene? Por puro populismo y clientelismo electoral, el Gobierno está subsidiando la pobreza y eternizándola en un círculo pernicioso que está llevando al país a un precipicio de ‘pan para hoy y hambre para mañana'. Hacen falta líderes que vean más allá de las elecciones y actúen con verdadero sentido de estadistas.

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