• 06/07/2018 02:00

Solidaridad

Pero hay otras tragedias que con el apoyo de todo el mundo, la vida vuelve a sonreír

Muchos son los casos y ejemplos, pero cuatro han conmocionado a la humanidad en los últimos años. Son tragedias que conmueven a las personas y devuelven la esperanza de que aún se vive en un mundo bueno y que la solidaridad es el bálsamo para poder afrontar los momentos más difíciles. Cuando el submarino ruso Kursk fue presa de una explosión en agosto de 2000, la noticia conmocionó el mundo. Sus 118 tripulantes murieron y la tragedia aún rebota en el recuerdo de mucha gente, porque se vio a Rusia más cercana y las personas se solidarizaron con sus familiares. Más reciente, en noviembre del año pasado, el submarino argentino ARA San Juan desapareció sin dejar rastros y mucha gente en todo el Planeta sintió como propio el dolor por el que atravesaron los familiares de sus 44 tripulantes de los que nunca más se supo de ellos. Pero hay otras tragedias que con el apoyo de todo el mundo, la vida vuelve a sonreír. El 5 de agosto de 2010, 33 mineros quedaron atrapados cuando colapsó la mina San José, en Chile. Durante 70 días, el mundo miró y esperó a que los rescataran a salvo y la humanidad celebró por lo alto cómo los mineros volvían a la vida. Hoy, nuevamente el mundo está en vilo y reza por los 12 niños y su entrenador de fútbol, atrapados en una cueva de Tailandia, que repentinamente se inundó y los dejó encerrado desde el 23 de junio. En este momento los niños de 11 y 16 años y su entrenador de 26, están siendo alimentados con suplementos energéticos y vitaminas y las autoridades creen que las tareas de salvamento pueden durar desde una semana a algunos meses. La solidaridad es necesaria en este momento y solo esperamos que como a los mineros chilenos, a los niños tailandeses y a su entrenador la vida les vuelva a sonreír.

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