La embajadora de la Unión Europea en Panamá, Izabela Matusz, reconoció los avances de Panamá para salir de su “lista negra” de jurisdicciones no cooperantes...
Hoy, 13 de noviembre, Día del Periodista, es una fecha propicia para reflexionar sobre el papel esencial que cumple la profesión en la defensa de la democracia. En tiempos de avance del autoritarismo y de creciente desinformación, que distorsionan los debates necesarios en la sociedad, se vuelve urgente defender un periodismo riguroso y sin miedo. Un reciente estudio del CIEPS, promovido por el Fórum de Periodistas con el apoyo de la Unión Europea, reveló datos preocupantes sobre la percepción ciudadana en torno a la libertad de expresión y de prensa: el 67 % de los panameños considera que existen limitaciones para expresarse libremente, y el 58 % teme manifestar sus opiniones por miedo a represalias. Estas cifras constituyen una alerta sobre los riesgos que enfrenta el periodismo como institución democrática. Aunque el llamado parezca dirigido principalmente a los medios tradicionales, la calidad, la independencia y el compromiso con la verdad deben ser prioridad para todos los medios, sin importar su formato. La ética periodística no es una disputa entre lo “nuevo” y lo “viejo”, sino una responsabilidad compartida, en un contexto donde se pretende justificar el silenciamiento de las voces disidentes como “desestabilización”, que no es más que otra forma de preservar el statu quo. Defender el periodismo también implica proteger a los periodistas, figuras esenciales en la fiscalización del poder, sea este institucional o de facto. Ni las amenazas ni las demandas judiciales deben utilizarse para intimidar o censurar. Las redes sociales y la inteligencia artificial —con todos sus riesgos y oportunidades— nunca sustituirán al periodismo riguroso, cuyo deber es buscar la verdad y combatir la desinformación, venga de donde venga: del Gobierno, la Asamblea, el sistema judicial, la empresa privada o la sociedad civil. El compromiso con la verdad exige autocrítica en los medios, mayor conexión con los lectores y una ciudadanía activa que acompañe y defienda la labor periodística. Medios y ciudadanía, juntos, son la mejor defensa ante las tentaciones autoritarias.