• 12/11/2025 00:00
Entrelíneas

El mérito no tiene nacionalidad

Lo ocurrido en un colegio en ciudad de Panamá, durante las celebraciones patrias no puede pasar desapercibido. Negar a una estudiante el honor de portar la bandera nacional por el simple hecho de no haber nacido en Panamá contradice no solo el sentido del civismo, sino también los valores que el sistema educativo está llamado a defender. El Ministerio de Educación ha sido claro: no existe disposición alguna que prohíba a un estudiante extranjero participar en actos cívicos ni portar el pabellón nacional. El mérito académico —y no la nacionalidad— debe ser el criterio para conceder tal distinción. Si una joven obtuvo el mayor índice de su escuela, ese logro debió bastar para que encabezara el desfile con la dignidad que otorga el esfuerzo. El problema no radica en una norma inexistente, sino en una mentalidad todavía arraigada en prejuicios. Las aulas deberían ser el espacio donde se enseñe inclusión, respeto y equidad; no donde se reproduzcan divisiones que la sociedad necesita superar. Panamá se construye cada día con el aporte de nacionales y extranjeros. Negar un reconocimiento basado en la excelencia académica es desconocer esa realidad. La identidad nacional no se fortalece levantando barreras, sino abriendo espacios a quienes contribuyen con su trabajo, su talento y su compromiso. La bandera de Panamá simboliza libertad, justicia y unión. Cada vez que se impide a alguien digno portarla, se vacía de contenido ese símbolo. El mérito no tiene pasaporte. Y el civismo, cuando se vive de verdad, tampoco conoce fronteras.

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