• 07/12/2018 01:00

Cuestión de lógica

En el caso que ocupa, la presión ciudadana debe hacerse sentir con mayor fuerza, para ver si la vergüenza

La responsabilidad social empresarial ha tomado cuerpo en los últimos años. Hoy, las empresas más reputadas tienen un gobierno corporativo responsable, cuyo fin del negocio también pasa por su deber para con la sociedad. No se trata solo de vender y cobrar; de lo que se trata es de que su funcionamiento vaya acorde con la protección de los recursos, la paz social y el medio ambiente. Es por eso muy cuestionable que la empresa que ganó la licitación para ampliar la avenida Omar Torrijos y la que construye los ramales que amplían las vías hacia y desde Arraiján y, hasta el cuarto puente, hayan devastado sin mayor sensibilidad, una cantidad de hectáreas de bosques a la orilla del Canal de Panamá. Da vergüenza que empresas de esta clase estén licitando en Panamá, porque esa pobre sensibilidad denota que no tienen ni un gramo de interés por la responsabilidad social empresarial. Son los bárbaros del Siglo XXI, acompañados por los funcionarios que diseñaron estas obras y aquellos que ahora justifican lo injustificable. Para cada obra hay un costo y este depende de cuán compleja es la misma y el daño ambiental hay que considerarlo. No puede permitirse, de ahora en adelante, que salvajes operando como funcionarios, no tomen en cuenta, a estas alturas, el ambiente cuando van a planear una obra. En el caso que ocupa, la presión ciudadana debe hacerse sentir con mayor fuerza, para ver si la vergüenza, la responsabilidad y el respeto por el medio ambiente les retorna a esas personas. Si todavía no tienen la valentía de pedir perdón por semejante crimen ambiental, que se les releve de estos puestos de decisión gubernamental. ¡Así de simple!

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