• 28/12/2018 01:00

Una visión errónea

Sus dueños lo restriegan, no al público común, sino a sus más allegados, sus vecinos, su urbe... 

La atención de la sociedad por parte de los Gobiernos basándose en la división de las clases sociales, pobre, media y alta, lejos de aliviar la situación de pobreza y extrema pobreza en la que viven miles de personas, lo que ha creado es una carrera hacia la vanidad. Cierto es que mucha gente sale de la condición paupérrima en la que vive, también es cierto que la humildad se pierde a medida que se sube en la ‘clase'. La vanidad se pasea con autos de lujos, aviones, yates o mansiones. Sus dueños lo restriegan, no al público común, sino a sus más allegados, sus vecinos, su urbe... Esto es parte de la visión errónea con que los políticos y los empresarios han manejado los Gobiernos. La vanidad arruina cualquier bolsillo y es ese ‘pecado capital' el que ha movido a estos personajes a acaparar la riqueza del país. Se comen los recursos y están en una carrera constante por aumentar su patrimonio, porque entre más tienen, más pueden figurar… Es una carrera enfermiza que termina afectando todo el país, porque un pequeño grupo se considera dueño de la riqueza nacional y al resto de la población, sus empleados. Y el que está abajo, aspira a ser el que esté arriba. Esa división en clases sociales, vista desde la perspectiva económica, está afectando a toda la sociedad, porque se vende la errónea idea de que hay que tener dinero para poder ascender en la clase. La riqueza debe medirse por el conocimiento, pues una persona puede vivir con humildad y ser feliz y en plena libertad. Por eso, el mensaje es que la humildad debe vencer la vanidad.

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