El salario se hace humo

En nuestro país, como en otras latitudes latinoamericanas, el salario del trabajador —quincenalmente— desaparece y va a engrosar las arcas de los acumuladores de capital. A veces desaparece el dinero a través del impuesto y otras veces se va como agua para suplir necesidades y obligaciones, pero lo cierto es que al final de la quincena los ciudadanos —en su gran mayoría— están sufriendo una grave crisis de liquidez. El 7% del ITBM es un pago que pareciera imperceptible, sin embargo es un porcentaje en los gastos del trabajador. Los elevados costos de celular, los intereses leoninos de las tarjetas de crédito, los elevados costos de las medicinas, de los seguros de salud, los intereses y gastos bancarios, el costo exagerado del combustible, el costo elevado de la electricidad y de la educación privada, así como el aumento desmesurado de los productos alimenticios, van creando una sociedad angustiada por vivir en una economía de subsistencia. Sin embargo los acumuladores del capital protegidos “legalmente” desde agiotistas, hasta distribuidores de alimentos van acumulando sumas espeluznantes y, en vez de reinvertir en el país, lo que debería ser obligatorio, se reparten las ganancias entre sus socios foráneos y nacionales. Y no se trata de afectar la empresa privada; de lo que se trata es de equilibrar las cosas y crear una relación ganar-ganar. Siempre existirá desigualdad, lo que no debemos permitir como sociedad es que haya cada día mas pobreza y un cuerpo social enfermo por la angustia al darse cuenta que el fruto de su esfuerzo, que es el salario, todas las quincenas se convierta en humo.