• 11/02/2020 04:00

Un golpe en El Salvador

Opinión editorial del 11 de febrero de 2020

Nayib Bukele es un hombre carismático. Un “millennial” que se ha hecho sentir en todo el mundo. No hay duda de que sus actuaciones como presidente de El Salvador han llamado la atención de mucha gente. De hecho, muchos salvadoreños se sienten orgullosos de su joven mandatario. Pero Bukele se enfrenta a una estructura perversa que sumió a El Salvador en una pobreza y desigualdad extrema. La corrupción rampante es el enemigo a vencer y, al igual que Panamá, necesita medidas drásticas para extirpar el cáncer. Pero Bukele, en su desespero, acaba de dar un paso en falso al apoyarse en el ejército para imponer la fuerza. Está enfrentado con la Asamblea Nacional por un préstamo de 109 millones de dólares que necesita para sus planes de seguridad y otros asuntos, pero como los diputados se resisten a aprobar el crédito, Bukele los rodeó con los militares. No, así no son las cosas. Esas son prácticas dictatoriales que no le hacen bien a Bukele ni a El Salvador. No le hacen bien a ningún país. Ya ocurrió en el Perú y el final lo conocemos. También se produjo en Guatemala, pero no prosperó. El expresidente Juan Carlos Varela intentó hacerlo en Panamá, quien, como Bukele, también rodeó de policías la Asamblea, porque quería imponerse. Triste es que hoy varios de los que gritan por la desmedida acción de Bukele, cuando Varela hizo lo mismo permanecieron callados. El presidente Bukele tiene que dar un paso atrás y reconocer que se equivocó. Esa acción es de dictadores y representa un golpe a la democracia. ¡Así de simple!

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