• 07/04/2020 00:00

Lo que cambia el coronavirus

Opinión editorial del 7 de abril de 2020

Todo parece indicar que la peste también es un proceso “depurativo” del sistema económico y que las estructuras se “desprenderán” de costras y herrumbres para hacerse más ágiles y eficientes. Estudiosos de la geopolítica piensan que se reducirá el desperdicio y esto apunta a eliminar la obsolescencia programada; a preferir la calidad, la durabilidad y lo local o inmediato, a lo desechable, barato, no confiable y lejano. A Panamá le afecta como punto logístico, pero es lo que está por venir. Dicen que indudablemente Occidente llegará a la conclusión de que no hace sentido económico haber trasladado su planta industrial a Oriente (China), cuando al robotizar y hacer productos durables con tecnología versátil (¿impresoras 3D?), por lo menos, generan el empleo de los mecánicos de dichos robots y no dependen de un proveedor hostil. Lógico que también revivirán industrias de países cercanos con capacidad de producir calidad. Quizás la carga se moverá más a granel (alimentos y pellets de materia prima) y menos mercancía terminada contenerizada (a menos que se contenerice a granel) y eso a su vez bajará los volúmenes de carga, lo que afectará al Canal, a menos que se hagan nuevos esquemas tarifarios. Lo que también puede pasar es que se reinventen las líneas aéreas para transportar más carga que personas. Como la autarquía tampoco es un objetivo deseable, será lógico replantear los acuerdos de libre comercio regional para ubicar la producción industrial en los puntos óptimos y más cerca de los mercados de consumo, también se favorecerá la microproducción tanto de comida, bienes durables, como de energía. En conclusión, todo indica que vamos hacia redes inteligentes que desplazan grandes pirámides y todo eso, por efecto del coronavirus y que Panamá tiene que prepararse. ¡Ni más ni menos!

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