El deterioro paulatino de los diversos países latinoamericanos está llevando a la sociedad a un abismo insospechado. Y es que se trata de una situación en la que convergen corrupción, delincuencia y poder. Todo empieza con nuestro sistema político, el presidencialismo, que no conduce hacia el bienestar de la sociedad, sino a su sometimiento y deterioro. Esto a su vez, lleva a la sociedad al desespero y empieza a creer en líderes “de maimillos” que surgen cual Robin Hood y se toman el poder. Estos Robin Hood son patrocinados por los barones de la droga, que necesitan que estos “políticos” emergentes se hagan de las estructuras del Estado para trabajar a sus anchas. El esquema no es nuevo; lleva décadas, pero antes eran los millonarios empresarios los que manejaban el poder público a través de su títere presidente. Hoy, sin embargo, los que están manejando el poder son los barones de la droga y cada vez más países caen en sus garras. Panamá todavía es presa de los grandes millonarios, pero los barones de la droga están ganando terreno. Ya tienen representaciones en el Legislativo y están muy bien encaminados en los Gobiernos locales. El problema es mayor, porque los partidos políticos son su objetivo y mientras no le pongamos freno a este grave problema, la situación empeorará. México está en una situación preocupante; Nicaragua y Venezuela son ejemplos claros del camino que nos espera, si no tomamos el control del destino de nuestro país. El presidencialismo está ahogando a América Latina y no hacer nada es persistir en el error y garantía de que nos hundiremos más. ¡Así de simple!

Lo Nuevo
comments powered by Disqus