• 08/01/2021 00:00

El poder de la moral

Opinión editorial del 8 de enero de 2021

Muchos ponen la corrupción como el gran problema del país, sin embargo, dejan a un lado que el problema es propio de la sociedad. Por un lado, nos mantenemos en un sistema presidencialista obsoleto y perverso que, so pretexto de democracia, se lleva a la población a votar por un “rey” cada cinco años y le damos poderes absolutos. Que en esa “fiesta democrática”, un grupo de empresarios invierte en los candidatos que encabecen las encuestas y luego, cuando gana el que sacó más votos, esos empresarios recobran su inversión a través de negocios con el Estado. Los que perdieron o, como dice el argot popular, “no quedaron en la papa”, empiezan con su retahíla de cuestionamientos y explotan en los medios los actos de corrupción. Es una gran hipocresía la que vivimos cada quinquenio y ese actuar tan mezquino y estúpido está arrastrando a toda la sociedad hacia el descontrol social. Y mientras, esos que se rasgan las vestiduras exigiendo transparencia y lucha contra la corrupción y llevan al límite a las autoridades para que condenen a los malhechores “políticos”, no hacen nada por limpiar sus gremios de aquellos que atentan contra la moral y los valores. Y es que hay algo más poderoso que la justicia formal y es el poder de la moral. El problema es que, de abajo hacia arriba y viceversa, la moral está dormida y ese es el gran problema de Panamá. Mientras la moral de los panameños esté en el piso, la corrupción es dueña del espacio. Si queremos limpiar el país de la corrupción, primero tenemos que despertar nuestros valores cívicos y morales y en eso hay que trabajar urgentemente. ¡Así de simple!

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