• 16/03/2021 00:00

¿Vale la pena la discusión?

“¿Necesitamos una nueva Constitución?, sí, pero una que recoja el sentir de toda la sociedad, no las imposiciones de grupos particulares”

Sobre la Constituyente ha emergido también una discusión necia. Se trata de si es originaria o paralela. La primera es autónoma, no sigue el libreto de lo que señala la actual Constitución y la segunda, tiene los pasos establecidos. Sin embargo, si los constituyentes electos para una paralela, a la hora de estar en posesión plena por mandato del voto popular ¿no son autónomos para hacer lo que deseen? Si, por ejemplo, deciden suspender la Asamblea y posesionarse ellos en su lugar o, llamar de inmediato a nuevas elecciones y suspender el término del Gobierno de turno, ¿qué se los impide? Todo indica que lo paralelo es solo un acto de buena fe de los constituyentes, porque nada impide que actúen a su criterio. El otro aspecto del concepto Constituyente originaria es también una quimera. Hugo Chávez la llevó adelante, igual que Evo Morales y Rafael Correa y ¿qué de bueno ha aportado esa Constituyente originaria a Venezuela, Bolivia y Ecuador? No se trata de elegir constituyentes que tengan un cheque en blanco y luego sorprendan con cualquier locura. La mejor constitución sería aquella que no supere los cien artículos y que establezca muy bien los derechos fundamentales y su parte orgánica, pero que, sobre todo, ese articulado lo conozca la sociedad y que los constituyentes solo le den su legitimidad legal. ¿Necesitamos una nueva Constitución?, sí, pero una que recoja el sentir de toda la sociedad, no las imposiciones de grupos particulares. ¡Así de simple!

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