• 24/08/2021 00:00

Afganistán y Panamá

“¿Y cómo se combate la corrupción? Sencillo, con educación; educación en valores. El valor de la vergüenza, por ejemplo, es el antídoto de la corrupción […]”

La estrepitosa salida de las tropas estadounidenses de Afganistán hizo voltear las miradas del mundo hacia ese país. Ahora, en el análisis interno, en Estados Unidos, se da cuenta que uno de los puntales del fracaso de la ocupación es la corrupción, que se traga el 25 por ciento del producto interno bruto de Afganistán. En pocas palabras, era un barril sin fondo al que le echaron billones de dólares en ayuda y nada cambió. ¿Cuál es el problema de Latinoamérica? No hay que ir a Afganistán para descubrir la respuesta, porque se trata de la misma corrupción endémica. Una carretera que debe costar un millón de dólares el kilómetro lineal, termina el Estado pagando 30, 40 y hasta 200 millones de dólares. ¿Y cómo se combate la corrupción? Sencillo, con educación; educación en valores. El valor de la vergüenza, por ejemplo, es el antídoto de la corrupción, porque en un país donde no hay vergüenza, la corrupción está de fiesta. Es por ello imprescindible que los docentes recapaciten en su decisión de no querer volver a la escuela, porque su actuación también fomenta la corrupción. Y es que la educación es fundamental para fortalecer la mente de los niños, que es el momento más oportuno para enraizar los valores. Seguir sin clases es una manera de fomentar la corrupción que se verá en lustros y décadas más adelante. ¡Así de simple!

Lo Nuevo