Crisis evitables

Si un país de América Latina vive en una espiral de crisis permanente, ese es Perú. Aunque no es el único de la región que sufre problemas en su institucionalidad, las constantes convulsiones internas lo han colocado como referente de una nación en “eterna crisis” de gobernabilidad. Desde 2016 los peruanos vieron pasar cinco presidentes, varios salpicados por casos de corrupción, destituidos, obligados a renunciar entre protestas o gobernando al filo del abismo.

Pedro Castillo en la presidencia, un maestro rural que llegó al poder gracias al desprestigio de la clase política y los partidos tradicionales, y que acaba de cumplir un año en el cargo, va por el camino de sus pares de derecha; y ahora es investigado por estar ligado a coimas y con una caótica gestión que augura un juicio político impulsado por el Congreso. Panamá debe verse reflejada en el espejo del hermano pueblo del Perú, cuya gestión fue un acumulado de años de desidia. No podemos esperar para que la crisis se vuelva cíclica como en otros países de la región. Gobierno, empresarios y organizaciones sociales deben deponer sus intereses para pensar en el futuro del país. Aún estamos a tiempo.