• 11/10/2022 00:00

Hace 54 años

“Solo hay que recordarles a los líderes políticos y empresariales que, aunque los problemas sean difíciles, es mejor enfrentarlos [...], viendo el mejor interés para el país [...]”

La historia nos recuerda la fragmentación de la sociedad panameña para 1968. Los hechos recuerdan las peleas entre los grupos políticos y económicos que motivaron el golpe de Estado de aquel 11 de octubre. Fueron luego 21 años de dictadura y, aunque algunos la defiendan y otros la critiquen, la realidad es más para analizar qué fue lo que motivó aquella acción. Hoy, como en aquella ocasión, el liderazgo nacional no coincide en la forma de ver el país y mientras se pelean, de la nada emerge alguien y somete a la sociedad. Fue el caso de Chávez en Venezuela o de Daniel en Nicaragua. Los pueblos, ese de abajo que no tiene educación ni oportunidades para avanzar, respalda estas acciones y surgen esos líderes mesiánicos que al final llevan al país a peor. Con el caso del general Omar Torrijos, la historia lo recuerda como un emprendedor que hizo avanzar Panamá, pero luego de su muerte, el proceso revolucionario cayó, se transformó en una cruzada contra su mismo pueblo. Se alió al narcoterrorismo y Panamá fue víctima de una cruel invasión. Solo hay que recordarles a los líderes políticos y empresariales que, aunque los problemas sean difíciles, es mejor enfrentarlos con visión única, viendo el mejor interés para el país y no para sus grupos. Están a tiempo. Los peruanos son un ejemplo de cuando las cosas no se arreglan a tiempo, porque el pueblo prefiere a uno de los suyos antes de la “sapiencia” de los que siempre los han mantenido al margen. Y no hay margen para lamentarse. ¡Así de simple!

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