Todos perdimos

El conflicto ruso-ucraniano es la parte visible de una guerra que empezó hace años. Se trata del control de la energía, que inició con la campaña del cambio climático y la sustitución de la energía fósil por alternativas menos contaminantes. Pero la guerra terminó con pérdidas para todos y mucho más para el medio ambiente. Europa, que había dejado de usar la energía nuclear, ya vuelve a repensar la construcción de nuevas centrales y lo peor es que el uso del carbón volvió a la primera línea en ese continente. Los países exportadores de petróleo se unieron y no solo demostraron su poder, sino que aumentaron los precios y la crisis inflacionaria se disparó de inmediato. La humanidad, que esta semana estrenó el habitante número ocho mil millones, termina perdiendo. Sí hay ganadores: los exportadores de petróleo y los fabricantes de armas. El reciente encuentro cara a cara de Joe Biden y Xi Jinping es señal de nuevos acuerdos y lo más probable es que el conflicto bélico en Ucrania tenga los días contados. Lo que sí quedará en el tintero, todavía, es que el mundo multipolar que algunos añoran, no se hará realidad, sino que seguirá en primera línea la denominada democracia neoliberal. Lo cierto es que hoy, todos perdimos, aunque algunos se crean ganadores. ¡Así de simple!