• 16/07/2022 00:00

No son teorías, sino realidades

Las teorías de la conspiración pueden cumplir muchas funciones. Pueden ser armas tácticas utilizadas contra adversarios políticos, o licencias para toda forma de denigración y victimización; pueden ser herramientas de inducción a cuadros militantes o cultos apocalípticos; pueden ofrecer justificaciones aparentemente razonadas para sospechas y animosidades ya profundamente arraigadas; pueden proporcionar entretenimiento en el que cualquier verdadero creyente puede convertirse en investigador, infiltrado, contraconspirador o, si se compromete lo suficiente, quizás en el salvador del mundo.

Las teorías de la conspiración pueden cumplir muchas funciones. Pueden ser armas tácticas utilizadas contra adversarios políticos, o licencias para toda forma de denigración y victimización; pueden ser herramientas de inducción a cuadros militantes o cultos apocalípticos; pueden ofrecer justificaciones aparentemente razonadas para sospechas y animosidades ya profundamente arraigadas; pueden proporcionar entretenimiento en el que cualquier verdadero creyente puede convertirse en investigador, infiltrado, contraconspirador o, si se compromete lo suficiente, quizás en el salvador del mundo. Con la diferencia de antes, en esta era de Internet, estas teorías ahora son reconocidas a leguas y se saben al instante de dónde provienen. Y aunque algunas continúan evolucionando hacia un objetivo específico y en constante mutación, estas teorías tienen un hilo conductor siempre relacionados con dinero, fines políticos o permanencia en el poder. Por eso, al analizar las afectaciones y evaluar los procesos que han ensalzado las manifestaciones en las últimas semanas, sacando por supuesto todo el humor que puedan de alguna manera generar las improvisaciones y chambonearías que se han cometido, resulta obligado asumir la existencia no de una, sino varias conspiraciones que han creado un movimiento desestabilizador de varias cabezas que no importa ser vilipendiado por estar encubierto y oponerse contra un débil gobierno. Al final, la conspiración le ha faltado voluntad para propiciar cambios fundamentales, buscando soluciones permanentes a los problemas históricos de corrupción, privilegios, canonjías y despilfarros. Frente a la evidencia y de cara a los requisitos al difícil trabajo de resolver lo que realmente sucede en este país, los conspiradores dejan en claro cuánto más difícil es hacer país cuando las personas a las que se necesita llegar deciden migrar convenientemente a otros bandos.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus