• 29/05/2011 02:00

Al presidente Martinelli

S eñor Presidente: En la entrega del 24 de mayo de 2011 La Estrella destaca, en su Sección POLITICA, una cita suya relacionada con el pr...

S eñor Presidente: En la entrega del 24 de mayo de 2011 La Estrella destaca, en su Sección POLITICA, una cita suya relacionada con el proyecto de prolongar la Cinta Costera: ‘Haremos lo que se haya que hacer, pero no vamos a permitir que cuatro gatos impidan el desarrollo de este país. Si no aceptan, ese es problema de la UNESCO... Prefiero quedar bien con mi gente’.

Es una verdadera pena, señor Martinelli, que contando en su equipo de gobierno con la presidenta de la Comisión de Cooperación Panameña con la UNESCO, dicha funcionaria no haya convocado a una reunión de urgencia a todos los miembros de dicha Comisión, que incluye al ministro de Relaciones Exteriores, a la directora del Instituto Nacional de Cultura y a su embajador Delegado Permanente ante la UNESCO, para que lo asesoraran en esta delicada materia.

Ellos seguramente le habrían informado que en su 17ª. Reunión en París, de 1972, la Conferencia General de la UNESCO (la única agencia del sistema de la ONU que se ocupa de la cooperación intelectual) aprobó la Convención Universal sobre protección del patrimonio histórico de la Humanidad. La cual fue firmada por los Estados miembros y Panamá se incluye entre ellos, el día 16 de noviembre de 1972.

En su Artículo 1, dicha Convención define el Patrimonio Cultural de la Humanidad... como aquel que tenga ‘UN VALOR UNIVERSAL EXCEPCIONAL (mayúsculas nuestras), desde el punto de vista de la historia... del arte o de la ciencia...’.

El artículo 3 de la misma Convención define el procedimiento que debe seguirse para lograr la inscripción de un tal sitio ‘de valor excepcional’ en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Cada Estado reconoce con ello la obligación de identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el patrimonio cultural situado en su territorio. Es, pues, una OBLIGACION que le incumbe primordialmente. Además, los tales sitios deberían contribuir igualmente a reforzar la cohesión social, siendo en principio, espacios de reconciliación y de desarrollo.

Los griegos construyeron, hace algunos años, un metro en la ciudad de Atenas que pasa por Keramikos, sitio protegido. Justamente, me informaba uno de los ingenieros que participó en la finalización de las obras, que el tramo bajo Keramikos estaba previsto hacerlo con una tuneladora, la súper máquina para hacer túneles. Pues bien, se quedó trabada por la mala calidad del terreno. Se tuvo que sacar del hueco con métodos menos violentos y más suaves para consolidar el terreno antes de hacer el agujero con la técnica que se conoce en la ingeniería civil francesa como ‘voutes parapluies’. ¡Demoraron tres años en terminarlo! ¡Los griegos sienten tanto orgullo de su pasado histórico, que no les importó prolongar el tiempo de las excavaciones para salvar el sitio!

Y el mismo Comité Internacional del Patrimonio Mundial, compuesto por 21 de los Estados miembros de la Unesco, encargado de implementar la Convención (a no confundir con la naturaleza de la Organización y sus funciones políticas) puede y debe brindar asesoría al país que lo solicite, tal y como lo hiciera, y con mucho éxito, con las Pirámides de Guizeh en Egipto, igual patrimonio mundial, cuando el gobierno quiso construir una autopista que las ponía en peligro... Los griegos también pidieron asesoría para el sitio de Delfos, tanto como los croatas lo pidieron para salvaguardar Dubrovnick.

Como Usted podrá ver, las complicaciones que acarrearía el tercer tramo de la Cinta Costera al sitio de valor excepcional del Casco Antiguo NO ES PROBLEMA DE LA UNESCO, y menos suyo. De lo que se trata es de reforzar un deber de cooperación entre el Estado panameño y la Comisión Internacional que vigila el Patrimonio Cultural de la Humanidad. Un delicado administrador debería comprender esto.

*FUNCIONARIA JUBILADA DE LA UNESCO.

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