• 31/05/2011 02:00

Hablemos de estrategias

M ientras las diferentes crisis parecían subir en intensidad, desde las denuncias de corrupción que tocaban la dirección de Migración, e...

M ientras las diferentes crisis parecían subir en intensidad, desde las denuncias de corrupción que tocaban la dirección de Migración, el Ministerio de Salud, la Autoridad de Turismo, la propia Corte Suprema de Justicia y otros tantos, mientras diversos grupos se sumaban a causas todas contra medidas de la administración, por la Torre Financiera, por la compra de los corredores, por la falta de libertad de prensa, por la dilatación en el tema minero, alguien en el gobierno planeaba cómo contraatacar. Y, con la vieja treta de dar otro objeto para distraer y quitar el premio a un niño, se ejecuto un plan audaz.

Sin debate previo, se convoca a sesiones extraordinarias con las reformas electorales solo que al paquete ya consensuado la bancada del CD agrega en primer debate la segunda vuelta electoral. Como por arte de magia, la estrategia funciona. Los medios y con ellos los políticos de oposición, así como la sociedad civil, dejan sus argumentos y entran en una discusión estéril sobre las ventajas y desventajas de la segunda vuelta, aparte de la discusión de si es tema constitucional o simplemente de Ley. El tema funciona dividiendo primero al propio PRD, entre una bancada y un CEN que al inicio se olvida que para dar línea hay que consensuar la línea, al menos ahora en democracia. La estrategia fue audaz, porque en el camino arriesga la alianza con el Partido Panameñista, donde un grupo siente que la segunda vuelta afecta directamente las opciones de Juan Carlos Varela u otro panameñista como candidato de la actual alianza. En medio de los debates surgidos, hábilmente agregan otro ingrediente, la presidencia de la Asamblea Nacional de Diputados, dando la impresión de una importancia vital a su escogencia, aun cuando es a tres años de las elecciones generales.

En tiempos normales, a ningún presidente le preocuparía mucho quién preside la Asamblea, máxime con una alianza que le da amplia mayoría, o que con su solo partido y cuatro votos la controla. Pero el tema sirvió para distraer adicionalmente a la clase política, dejando atrás las denuncias de corrupción, la designación de un magistrado de la Corte Suprema, los supuestos casos de cambios en el equipo de gobierno y los problemas reales de costo de vida y de inseguridad ciudadana.

Y, como el circo local no parece distraer lo suficiente a todos, el presidente con su supuestamente molesto vicepresidente y sus respectivas familias salen de viaje, juntos todos, por el fin de semana, diciendo muchos que fueron a Londres a la final de la Liga de Campeones. Rabo y orejas para el estratega que diseñó semejante forma de salir de los problemas que parecían llevar al gobierno a una verdadera crisis.

Al final, el Partido Panameñista sabe que la alianza actual tiene fecha de cumpleaños, pero no les conviene adelantarla. El partido se fortalece y crece en gobierno, podría debilitarse si pierde sus espacios actuales. Las aspiraciones de Juan Carlos Varela tendrán vigencia con o sin alianza, si domina su partido, sabe que tendrá la postulación y es preferible ser postulado por un panameñista que al menos goce cuatro años del poder y llegue a los 400,000 miembros, aunque no sea por toda la alianza que por un débil panameñista fuera del poder tres años.

Por su parte, el PRD es el gran ganador en la estrategia. Los ciudadanos, confundidos por la jugada del partido gobernante, ven débil la alianza, empiezan a dar por un hecho que al final los partidos se separarán y reconocen al PRD, individualmente, como el más fuerte y mejor organizado por lo que empiezan a darle fe a su posible retorno al poder. Pero el presidente logra tiempo sin presiones mediáticas para poder resolver calladamente los problemas que ya estaban haciéndole crisis.

Lo cierto, en la balanza final, es que la segunda vuelta si al final se aprueba o no, no parece ser vital en el programa de gobierno del presidente, como tampoco parece tener mayor importancia al mandatario quién presida la Asamblea este próximo periodo. Y, al pueblo, ese ciudadano de a pie, ni segunda vuelta, ni presidencia de la Asamblea le afecta, seguirá esperando las respuestas al costo de vida, seguridad, costo de transporte, salario y mejor atención de salud que le prometen los políticos campaña tras campaña.

*INGENIERO Y ANALISTA POLÍTICO.

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