• 14/09/2011 02:00

Los Juan—Ks presidenciables

El solio presidencial es uno de los sitios más apetecidos. Los partidos se lo han disputado para ubicar en él a una de sus figuras de ma...

El solio presidencial es uno de los sitios más apetecidos. Los partidos se lo han disputado para ubicar en él a una de sus figuras de mayor relieve político, cuya gobernabilidad se garantizaba con una mayoría legislativa, en un parlamento donde también llegaban reconocidos patriotas y oradores cuyo verbo se nutría con la lectura y el conocimiento profundo de temas que se debatían en el hemiciclo. Hoy, las discusiones dejan mucho que desear, no ilustran sino que ofenden, se limitan a rebatir el insulto recibido, o a mendigar, a nombre de sus Circuitos, la ejecución de obras o servicios que deben ejecutar los ministerios e instituciones. Ser presidente se ha convertido en ser jefe del Parlamento.

Lograr ese sitial de honor ha despertado el interés de conocidos panameños, que además de su coincidencia de aspiraciones, tienen nombres idénticos. Son los JUAN CARLOS quienes en este momento despiertan mayor interés en llegar a la única silla que da prestigio a quien la ocupa. Ante la coincidencia de sus nombres, el vulgo ha empezado a llamarlos JUAN—K, cada cual con su historial personal, resultado de sus ocupaciones habituales.

Es así como aparece JUAN—K Navarro, quien se desempeñó como alcalde por 10 años, y la gente reclama sus obras, porque no aparecen por ningún lado, pese al monto del presupuesto municipal. Lo que más se recuerda son los camiones que trajeron por tierra desde México y que terminaron como chatarra. Otro que figura entre los aspirantes presidenciales es JUAN—K Varela, popular como industrial, proveedor de las fiestas y discotecas, quien lidera un partido y hasta hace poco fue canciller, con una exitosa gestión. Surge por otro lado y desde una esquina al cuadrilátero político, JUAN—K Tapia, que conduce un programa de boxeo, con aceptable audiencia y fruto de lo cual ha logrado ser amigo de varios presidentes, tal como él mismo lo pregona en su programa. Se auto—proyecta como hombre vertical, honesto y de invariable criterio, lo cual le ha merecido algunos adversarios y críticos que se perfilan como un ancla en sus aspiraciones. Se escucha también a JUAN—K Arosemena, quien se promueve a través de un mensaje de TV, invocando la necesidad de atender problemas sociales, que la administración recién pasada de su partido dejó descuidados y que ahora reclama con fuerza, seguro de una oportunidad adicional, para enfrentarlos.

Los JUAN—Ks tienen frente a ellos un pueblo frustrado, de creciente incredulidad, que vocifera el desencanto con las autoridades gobernantes, y que se propone a castigar con su voto el engaño que crea mayor desconfianza en la clase política del patio. No sabemos si al final de la jornada y al inicio de la campaña electoral surgirán el Perro, el Toro, los Gallos o el Dálmata.

*ABOGADO

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