• 07/12/2011 01:00

Conductas y gestos que enaltecen

M encionaba en mi columna anterior que en diciembre, época de amor y caridad por excelencia, me parecía apropiado dejar de lado rencilla...

M encionaba en mi columna anterior que en diciembre, época de amor y caridad por excelencia, me parecía apropiado dejar de lado rencillas y malos humores que nos han aquejado durante el año, aprovechando estos días para alimentar el espíritu en un ambiente constructivo de paz y armonía. Con esa intención, quisiera reseñar cuatro ejemplos edificantes que contrastan con tantas otras prácticas que nos han hecho sentir vergüenza ajena.

Un espectáculo conmovedor fue el que presenciamos cuando se presentaron catorce docentes y catorce centros escolares escogidos, luego de un riguroso tamiz, para ser reconocidos y premiados públicamente en ocasión del Día del Maestro. Hubo que escoger entre ellos un maestro y un centro escolar para distinguirlos como ganadores, pero en mi concepto los restantes trece son tan meritorios como los escogidos.

Docentes que viven su vocación con pasión, que se entregan en cuerpo y alma a la formación de futuros ciudadanos útiles al país. Docentes que motivan la mente y el corazón de sus alumnos mientras enseñan y estimulan la sed del conocimiento, las artes y la cultura.

Como mencionó uno de ellos: anhelan formar estudiantes que se propongan lograr algo en la vida y, de alguna manera, lo consigan. Son genuinos constructores de la Patria que anhelamos; son los artistas que moldean el carácter de ciudadanos que, desde cada rinconcito, sumarán esfuerzos para cambiar la faz del Panamá que queremos.

Me resultan personas extraordinarias y dignas precisamente por su espíritu humilde, callado, perseverante. Sobran palabras: todos los vimos en la pantalla chica para sentirnos orgullosos al comprobar que gente de ese temple existe en Panamá. Nos hizo sentir bien.

Y qué decir de escuelas que se proyectan como laboratorios de solidaridad integrados a la comunidad, no solo a través de sus alumnos y de sus padres, sino de todas las personas que con la mejor voluntad desean participar en actividades que les ayuden a mejorar su propia existencia y el ambiente que los rodea. Centros escolares cuyas actividades integran a docentes, padres de familia y a autoridades en un esfuerzo cooperativo proactivo y dinámico que los convierte en verdaderos puntos de encuentro y agentes de cambio positivo en las comunidades. Centros escolares preocupados por la preservación y cuido del ambiente, que promueven la participación de sus estudiantes en ferias científicas y en eventos deportivos y artísticos regionales o nacionales. Nos hizo sentir bien.

Otro espectáculo digno de destacar fue un juego final de campeonato donde, tanto fanáticos en las gradas como jugadores en la cancha, dieron muestras ejemplares de cultura y buenos modales. Todos pertenecían o provenían de barrios capitalinos signados por la violencia y la delincuencia; pero quienes asistieron esa noche al estadio deportivo demostraron cordura, educación y mucho entusiasmo, unos respaldando a sus equipos con alegría y natural bullicio, otros desarrollando un juego limpio sin notas discordantes. Ganó el que mejor se desempeñó ese día en el campo de juego; los perdedores, aunque desilusionados, aceptaron su derrota con gallardía, demostrando que, en el deporte como en la vida, unos ganan y otros pierden, sin menoscabo de la hermandad que siempre debe prevalecer. Nos hizo sentir bien.

Finalmente, en una noche de boxeo un púgil panameño mostró lo que se puede lograr con disciplina y ganas de triunfar. Dio cátedra con estilo impresionante que nos hizo rememorar mejores épocas del boxeo panameño; con magistral destreza frustró a un contrincante que no atinaba descargarle golpe alguno. Espectáculo de categoría, mezcla de deporte y arte. Nos hizo sentir bien.

Cuatro ejemplos que nos dan esperanza. No todo está perdido mientras haya gentes como ellos.

EXDIPUTADA DE LA REPÚBLICA.

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