• 09/12/2011 01:00

¿Quién ‘pincha’ las llamadas?

La divulgación de llamadas personales y conversaciones de políticos opositores o simples ciudadanos o profesionales adversarios del gobi...

La divulgación de llamadas personales y conversaciones de políticos opositores o simples ciudadanos o profesionales adversarios del gobierno, trae al tapete nuevamente las sospechas confirmadas de que alguien espía y alguien graba.

Es un delito, una grave intromisión en la intimidad, pero la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público no están enterados o prefieren inmovilizar el poder que les confirió la sociedad para defender a los ciudadanos y garantizar los derechos de cada persona.

Los blancos parecen ser periodistas, dirigentes de la oposición, sindicalistas, periodistas de secciones de investigación y líderes sociales.

La Constitución Política de la República es clara al advertir que las comunicaciones son inviolables. Lo grave no es sólo la intercepción de las comunicaciones de los ciudadanos panameños, sino que, con un desparpajo impresionante, quienes están dedicados a esta oscura práctica las publican en canales de Internet, entre ellos YouTube.

Wikileaks advirtió este año en su publicación ‘The Spy Files’ que existen programas para espiar las comunicaciones o llamadas y hasta los correos y ‘chats’ de los usuarios de Gmail, iPhone o BlackBerry. Wikileaks dijo que son dispositivos con tecnología muy avanzada, por lo que ya no se necesita plantar los clásicos micrófonos detrás del florero o el escritorio como en las películas de James Bond.

Es peligroso, causa terror y pone al tiro del cañón a todos los panameños que, ejerciendo su derecho a disentir, son víctimas del ‘pinchazo’ o del espionaje telefónico.

Hay derechos sagrados, que el país entero comenzó a valorar y a luchar por ellos desde hace mucho tiempo. La libertad de expresión, la libertad de prensa, el derecho a la intimidad, la inviolabilidad de la correspondencia y de las comunicaciones telefónicas.

¿Están en peligro? Sin dejar ninguna sutileza suelta, creo que sí.

Alguien o varios están escuchando las conversaciones de los panameños. El argumento estaría basado en que la disidencia o la crítica opositora es una conspiración contra el ‘status quo’ o el gobierno. Craso error de quienes no han entendido que la democracia es exitosa cuando se respetan los balances, los contrapesos y la crítica política, por más intensa o dura que sea.

Hace un mes circuló una conversación personal entre la abogada Zulay Rodríguez y su marido; esta semana en YouTube apareció un diálogo entre los dirigentes opositores Mitchell Doens y Francisco Sánchez Cárdenas. Ambos han advertido que manos tenebrosas penetraron la residencia de Doens.

¿Quién espía? Uno más uno siempre da dos. Y es terrible, porque la sospecha provoca pánico y el pánico es amigo del terror.

Wikileaks advirtió que hay 160 compañías privadas en 25 países que ofrecen sus deleznables servicios para confiscar la vida privada de empresarios, políticos, opositores, sindicalistas y hasta gente de los propios gobiernos. Para quienes leen este artículo les informo que somos víctimas del secuestro de nuestras comunicaciones.

Se están usando equipos que graban la conversación telefónica y la puede enviar a un correo; monitorean mensajes en SMS o Chats, llamadas entrantes y salientes, y pueden convertir en un micrófono los celulares encendidos, aunque no se estén usando.

No se trata de una fábula o una película de Will Smith, una novela o una escena del súper agente 86.

Es espionaje burdo, ilegal y tenebroso en tiempo real. Al lastimarse la intimidad de la gente y sus derechos por pretensiones politiqueras, pierde la democracia y el país entero.

PERIODISTA

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