• 21/02/2012 01:00

‘Nuestros indígenas’

En una entrevista, y luego en muchos comentarios que hemos escuchado durante estos días trágicos y de presencia Ngäbe y Buglé en la opi...

En una entrevista, y luego en muchos comentarios que hemos escuchado durante estos días trágicos y de presencia Ngäbe y Buglé en la opinión pública, esta frase ha resaltado una situación histórica, la cual el lenguaje heredado no nos permite apercibirnos.

El entrevistador empezó su pregunta con esa frase, ‘nuestros indígenas’. En su momento, tal vez por miríada de posibles respuestas, se bloqueó el llamar la atención sobre el tema. Con menos frecuencia usamos la frase para referirnos a los campesinos, o a los afrodescendientes o a los grupos con un estatus social relevante.

La frase evoca una actitud de posesión y de supuesta protección. Es la imagen colonial de Fray Bartolomé de las Casas, quien reclamara en su momento el principio cristiano de derecho a la vida de los indígenas y su condición no de esclavos sino de personas libres.

Sin embargo, la frase tiene más relación con aquella famosa institución que pretendía la protección del indígena, pero que se convirtió de inmediato en un mecanismo disfrazado de esclavitud, la encomienda, la misma que combatió Fray Bartolomé.

La encomienda fue una de las primeras instituciones derivada de las famosas consultas en Burgos en 1511, y que trajera en su expedición Pedrarias, acompañada de otras dos, el requerimiento, y el repartimiento, la última una institución de derecho de conquista, y la segunda, una fórmula que pretendía salvar la cara a los reyes, y a los conquistadores, afirmando y preguntando (requerir), la nueva condición de vasallos del rey y la demanda a reconocer tal condición. De lo contrario se les podía hacer la guerra justa, y sus sobrevivientes convertidos en esclavos. La condición de pagano (no cristiano), del indígena dio derecho a declararlo infante, incapaz de manejarse por sí mismo y, por tanto, dependiente de un tutelaje absoluto para aprender las reglas cristianas y civilizadas.

‘Nuestros indios’ evoca ese momento histórico del tutelaje colonial, aún presente en el lenguaje cotidiano de la población situada en las fronteras culturales del hábitat indígena. Cada vez que un periodista, un político, y un ciudadano común intentan persuadirnos de su aquiescencia con los indígenas, su compasión, su simpatía, su empatía, acudiendo a esa simbólica representación lingüística del dominio colonial, sólo contribuyen a distorsionar las formas de la comunicación que presuponen el entendernos como iguales.

‘Nuestros indios’, nos autoriza a hablar de ellos con autoridad como si no tuvieran voz ni la inteligencia suficiente para trasmitir su pensamiento, cosa que la comunidad panameña está aprendiendo que no es así.

Esa es la invisibilidad que el dominio colonial creó y que aún pervive en el lenguaje y las actitudes sociales de convivencia, especialmente en zonas de trabajo donde la explotación y la humillación son cosa cotidiana. Esperemos que este comentario contribuya a quitar las voces coloniales del pensamiento colectivo.

*PROFESOR DE HISTORIA, UNIVERSIDAD DE PANAMÁ.

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