• 19/03/2012 01:00

Metrobús: la otra cara de la moneda

En nuestra pasada entrega titulada: ‘Metrobús: nueva realidad’, compartimos con los lectores unas breves consideraciones sobre los benef...

En nuestra pasada entrega titulada: ‘Metrobús: nueva realidad’, compartimos con los lectores unas breves consideraciones sobre los beneficios que ha traído para los panameños, la puesta en marcha del nuevo sistema de transporte público ‘Metrobús’, cuya administración regenta la empresa Mi Bus.

En concordancia con lo desarrollado en nuestro primer artículo, sostenemos que los cambios al transporte masivo de pasajeros han sido positivos y provechosos para los ciudadanos de nuestra metrópolis, en comparación con el catastrófico servicio prestado por los desgastados diablos rojos. Sin embargo, no podemos hacernos los de la vista gorda ante algunos cuantos detalles que nos preocupan sobre el Metrobús en general, en donde, si no se toman los correctivos pertinentes en tiempo útil y oportuno, de nada habrá servido la implementación de estos modernos autobuses ‘Marco Polo’, fabricados por la Volvo Car Corporation.

Por lo expuesto, he podido llegar a la conclusión que, a pesar de los múltiples beneficios que nos ha concedido el Metrobús, no podemos pasar por alto que, lastimosamente, aún persisten significativas deficiencias en nuestro sistema de trasporte, que saltan a la vista de los usuarios, y que son heredadas de la costumbre de los diablos rojos. Es un hecho, que la otra cara de la moneda que muestra el Metrobús, lamentablemente también la constituyen circunstancias tales como: el exceso de pasajeros en una sola unidad, el comportamiento aún áspero y tosco de algunos choferes (ahora llamados ‘operadores’) para con los pasajeros, el desaseo en sus estructuras; qué decir de los ‘diluvios’ que en algunas unidades emanan de sus acondicionadores de aire por falta de un buen mantenimiento; y también, su frecuencia de circulación, aunque dando el beneficio de la duda a la empresa Mi Bus, debemos entender que aún no han sido cubiertas todas las plazas para laborar como operador. Estas situaciones, más que meros ejemplos de inconformidad e incomodidad, son las principales quejas en la que coincidimos miles de usuarios al sostener tertulias relativas a este tópico.

Tratando ser un poco optimista, considero que no todo está echado a perder por el impasse que pueden provocar situaciones como las descritas; es más, estoy fielmente convencido de que estas falencias son subsanables a todas luces. Así las cosas, en cuanto a la limpieza de las unidades del Metrobús, los usuarios tenemos el deber de ser garantes del cuidado y efectivo mantenimiento de cada una de ellas, no arrojando basura ni ningún tipo de desechos dentro de su estructura; y, por otro lado, reportando ante los administradores de la empresa Mi Bus la falta de cortesía y buenas maneras que puedan tener algunos operadores (no todos) con respecto a los usuarios, ya sea en forma directa, infiriéndoles improperios, o cuando incurran en la inobservancia del manejo ordenado en las diversas arterias de la ciudad, o haciendo paradas en los lugares no establecidos previamente para ello. Asimismo, debemos reportar cuando en un Metrobús hayan fallas en su sistema de temperatura (verbi gracia: los chorros de agua o haga calor), o tenga exceso de pasajeros (más de 85 personas), con el propósito de evitar a futuro los viajes como ‘sardinas en lata’, tal como ocurría en la era de los diablos rojos.

Una vez subsanados estos problemas, insto a que veamos el lado provechoso de esta evolución en nuestro transporte, pues, dudo que la ciudadanía se oponga a ella, siempre y cuando este servicio público prestado por Mi Bus cumpla a carta cabal con lo prometido.

Ahora nos corresponde a nosotros, los usuarios, mostrar un positivo cambio de actitud, ante esta nueva realidad y evolucionar en nuestra cultura y percepción sobre el trasporte público.

ESTUDIANTE GRADUANDO DE DERECHO DE LA UP.

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