• 16/10/2012 02:00

Endurecidos

Los norteamericanos utilizan la expresión ‘callous disregard’ para describir una falta de consideración endurecida —como callos en las e...

Los norteamericanos utilizan la expresión ‘callous disregard’ para describir una falta de consideración endurecida —como callos en las extremidades—, que demuestra una insensibilidad rayana en el desprecio.

Acaba de morir una tierna niña dentro del recinto escolar y antes que aceptar su grave responsabilidad en el trágico evento, las autoridades de inmediato buscan chivos expiatorios, tratando de desviar la atención de la ciudadanía. Salen entonces raudos los habituales alabarderos, amigazos defensores a ultranza del régimen —creyentes sólo en el becerro de oro— a apadrinar tamaño desacierto gubernamental. Con ello nos revelan sus endurecidos corazones y como dijo el Divino Maestro, no es lo que entra sino lo que sale de nosotros lo que nos condena.

La desgracia acontecida a una inocente y desprevenida familia panameña me urge a insistir en la seriedad de sus implicaciones. En primer lugar: ¿A quiénes corresponde la debida vigilancia e verificación metódica de las instalaciones escolares? ¿Existe profesionalismo en la observación y análisis del estado de las construcciones educativas? ¿Las inspecciones conducen a la toma de correspondientes medidas de protección a los educandos? Podemos seguir haciendo preguntas, pero lo sucedido es patente demostración de que las respuestas son insatisfactorias.

Nuestros gobernantes parecen olvidar que su función responsable es la de ‘defender la vida y honra de los panameños’. La constante e interminable propaganda gubernamental, a gigantesco costo para el erario público, bien pudiera tener mejor uso en mantener realmente en óptimas condiciones los edificios escolares, que lo necesitan grandemente. Se puede decir lo mismo para nuestras plantas de agua potable e instalaciones de servicios públicos, que están colapsando por la demanda que va en aumento vertiginoso.

A quienes se muestran complacidos por el evidente despegue económico de nuestra nación —no olvidemos por un segundo que es producto del trabajo honesto de manos panameñas— bien les valdría recordar que para llegar a esta bonanza hubo primero muchos sacrificios y entrega desinteresada de tantos honrosos ciudadanos/as, quienes en vez de ignorar, mirar para el otro lado, enterrar la cabeza en la arena o, lo que es peor, endurecer sus corazones, decidieron luchar sin medida, aún pagando con sus vidas, para que los que viniesen después gozaran de un mejor futuro.

Por la memoria de quienes nos antecedieron, seamos verdaderamente serios, no sólo de palabra sino de hecho: no callemos ante la desidia gubernamental. ¡Basta ya de la irresponsabilidad de las autoridades!

*ARQUITECTO.

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