• 23/10/2012 02:00

Zona Libre y Colón

No cabe duda de que los pueblos se expresan ante situaciones que les afectan. El olfato popular es tan fino que advierte a cualquier dis...

No cabe duda de que los pueblos se expresan ante situaciones que les afectan. El olfato popular es tan fino que advierte a cualquier distancia una esencia o una pestilencia.

El proyecto primero y la Ley después que busca la venta de tierras en la zona franca de Colón debió merecer toda la consulta.

Precisamente en un acto llevado a cabo en el Centro Regional Universitario de Colón, el cual contó con la presencia del Ing. Leopoldo Benedetti, gerente de la Zona Libre de Colón, en función de conductor de la actividad señalé que le había faltado la suficiente discusión al proyecto. Si bien el Frente Amplio de Colón, abrió por medio de una serie de actos: conferencias de prensa, mesas redondas, marchas y volantes, sentíamos que la comunidad no estaba lo suficientemente ilustrada. Advertí también que a la parte gubernamental le había faltado empuje y vigor para explicitar sobre las bondades o deficiencias del proyecto.

Obviamente, también indiqué que esta ausencia de información había conducido a ubicar el problema en el terreno político.

El gobierno quedó sin hablantes. En Colón un silencio absoluto de parte de las principales autoridades e incluso del partido gobernante a nivel local, condujeron a la preocupación, al escepticismo e incredulidad de la población.

Debe quedar claro que desde su fundación hasta la actualidad la Zona Libre de Colón ha jugado un papel muy mínimo en beneficio de C olón. Precisamente para no pagar impuestos al Municipio de Colón, ha preferido darle un irrisorio subsidio.

Ahora bien, dos son los aspectos vitales de la Ley. Por un lado lo que se llama la modernización de la Zona Libre de Colón y el otro la venta de las tierras.

El asunto, no obstante, se ha centrado en el último aspecto, lo cual ha sido la motivación fundamental del alzamiento popular. He allí el asunto, pues la tesis que se esgrime es que se pierde un patrimonio para entregárselo a los sectores de poder económico, señalando además que lo que se percibirá por la transacción, es muy poco el porcentaje que quedará en Colón.

No faltan tampoco los argumentos que señalan que los recursos que se obtendrían irían para desarrollar obras en otro lugar del país, como también que es para cuadrar la ausencia de fondos para el gobierno, como igual que es para subvencionar la campaña publicitaria para las próximas elecciones y finalmente que no es necesario vender para que se realicen proyectos en Colón.

Todo esto mereció el mutismo radical de los personeros gubernamentales a nivel local y nacional. Salvo contadas excepciones, el resto o por falta de argumentos, por temor o porque los cuestionamientos eran ciertos, optaron y lo siguen haciendo por excluirse, en un comportamiento que califico de criminal.

De manera que a la población, no le quedó más remedio que expresarse, en una actitud que debemos observarla con mucho cuidado, pues se perdió la vida de un niño inocente, no de ningún rico, porque al final de todo, son los sectores populares los que pagan los platos rotos.

Hay que actuar con sensatez y procurar escuchar las voces de los que nada o poco tienen, no a los politiqueros profesionales que se sirven de cualquier argucia.

DOCENTE UNIVERSITARIO.

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