• 26/01/2013 01:00

Flaco favor a su candidato

H abía decidido posponer por un tiempo los temas de política partidista y promover desde este espacio el debate sobre la sociedad que no...

H abía decidido posponer por un tiempo los temas de política partidista y promover desde este espacio el debate sobre la sociedad que nos merecemos los panameños. Pero no puedo pasar por alto el reciente artículo de Mario Rognoni, titulado ‘Caballos de Troya’.

En ese escrito, califica de caballos de Troya a los que levantamos la voz de alerta frente a los riesgos que se acumulan sobre nuestro PRD, porque reconocemos que esta pudiera ser la última oportunidad en esta generación de ver resueltos los problemas de injusticia social que laceran el alma de la mayoría de los panameños. Omar Torrijos nos enseñó a no callar ante nadie y nos acostumbró a alzar la voz cuando considerábamos que el partido transitaba por el camino equivocado.

Por qué quieren silenciarnos con el argumento de que los trapos sucios deben lavarse en casa. Lo sucio se lava, pero se seca al sol. No se esconde dentro de un caballo de madera. Se expone con transparencia ante la vista de todos y se busca corregir el rumbo, si existe verdadera vocación de servicio y no únicamente vocación de poder.

Quienes deben recapacitar son los que dirigen el partido, porque sobre sus hombros descansa la responsabilidad de construir futuro, no pensar únicamente en ganar elecciones y después se verá. Nuestra intención, nuestra conciencia, nuestra responsabilidad histórica va mucho más allá de ostentar el poder.

Nadie puede hablar de lealtad, cuando se ha cambiado de partido y servido a gobiernos perseguidores del PRD. A ese que busca descalificarnos, lo conocemos muy bien. Le da loas al precandidato Juan Carlos Navarro, porque lo ve ganando las primarias y siempre ha estado del lado de los favoritos. Es vergonzoso ese papel de adlátere, porque desconoce lo que es la lealtad, la búsqueda del bien común y el compromiso inclaudicable, porque no sabe conjugar lo que significa la devoción y la entrega por ideales y sueños compartidos.

Cómo puede hablar de torrijismo, alguien que en lugar de argumentar con altura, desciende al llano de la diatriba y el irrespeto. Las críticas a la conducta de Navarro no son inducidas ni abanicadas por nadie más que por nuestra conciencia y el afán por enderezar el rumbo de desastre por el que se desliza nuestro PRD. Un rumbo que propios y extraños ven a leguas, pero los ciegos, que no quieren verlo, son los que más daño le hacen a su jefe momentáneo.

Los hechos que hablan de una oposición de seda y de componendas por parte de los diputados del actual CEN con la línea oficialista en la Asamblea, que muestran cómo se impiden las demandas contra las tropelías de Ricardo Martinelli y la banda que negocia con las necesidades ciudadanas, no pueden esconderse pidiendo pruebas y evidencias.

Que no nos vengan con el discurso desempolvado de que al cuestionar las acciones de Navarro, se promueven divisiones en el PRD y se le hace el juego a Martinelli. El juego completo al autócrata que desgobierna este país se lo está haciendo el CEN y su bancada. Navarro puede alinear detrás suyo a todo el PRD, mediante arreglos forjados por presiones o prebendas, pero si no cambia su conducta y hace una oposición real a Martinelli que demuestre, como dijo uno de sus asesores, que no recibe plata, ni sigue la línea que le dictan en el Palacio de las Garzas, lamentablemente está muy lejana la posibilidad de llegar a la Presidencia de la República.

La unidad no se logra con declaraciones, pronunciamientos sin sustento, ni mascaradas engañosas. Se alcanza con una conducta consecuente con los métodos torrijistas, sin concesiones, con demostraciones fehacientes y duraderas de una conducta que exprese el diseño y adopción de un proyecto de poder político y de una propuesta electoral compartida y sintonizada con el ciclo social del torrijismo. No basta que lo diga, ni que suelte de vez en cuando una ráfaga de buenas intensiones.

Navarro debe comenzar cuanto antes a marcar su propio rumbo con un liderazgo que encienda los sueños compartidos dentro del PRD. Y que su proyecto político despierte en el imaginario de la sociedad la certeza de que es posible construir un mejor país en el que los beneficios de la riqueza nacional no queden en manos de unos pocos, mientras la mayoría observa desde la acera el paso del carnaval opulento e insensible de la exclusión.

MIEMBRO DEL PRD.

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