• 27/01/2013 01:00

Servido en bandeja de plata y oro

Durante los primeros días del año 2013 un hecho, que para la mayoría es algo sin trascendencia, ha generado consecuencias insólitas como...

Durante los primeros días del año 2013 un hecho, que para la mayoría es algo sin trascendencia, ha generado consecuencias insólitas como: la publicación de una noticia sin interés público, encuestas sin sentido donde se preguntaba una cosa y se respondía otra, aclaraciones en el diario, reacciones de otros medios, publicaciones de crónicas y hasta amenaza de demandar en los tribunales. Me refiero al último sorteo del Gordito del año 2012, que se realizó el 28 de diciembre.

Les hago un recuento y les entrego unas reflexiones. Solo el pasado día 6 de enero de 2013 publiqué en la columna de la defensora unos puntos sobre el hecho de que un señor se había ganado el Gordito.

En aquella ocasión dije lo siguiente:

Lo tercero y último quiero hablar es del interés público de las noticias que publican los medios de comunicación. El tema lo he abordado antes y lo repito porque lo siento necesario y porque una reflexión nunca está de más.

El interés público lo relaciono con una noticia que he escuchado por varios días en varios medios electrónicos, incluyendo en la edición digital de La Estrella, un ámbito que también me compete como defensora del lector. Resulta que una institución pública envió un comunicado de prensa escueto anunciando que un señor humilde del interior del país se ganó la lotería, pero que todos los detalles no se podían suministrar por seguridad. Desde mi punto de vista técnico-periodístico, este comunicado no tiene ningún interés público; por tanto, publicarlo no le ofrece nada a la sociedad. Sin embargo, es un buen gancho para que la institución se haga publicidad. Dos veces a la semana hay personas que ganan en la lotería y de eso no se hace noticia. Y como, obviamente, no había datos para hacer un reportaje con datos duros, en los medios electrónicos hallaron que la mejor forma para presentar la noticia era con una encuesta al público. Lo interesante fue las respuestas sobre una noticia que no era noticia. Un joven dijo sonreído que si se ganaba la lotería se dejaba crecer el cabello y se lo pintaba de amarillo. Fue, sin duda, una excelente respuesta para ilustrar una noticia que, obviamente, no tiene interés ni era importante para nadie más que para el ganador.

Hasta aquí fue mi opinión sobre el tema.

Pero el pasado domingo 20 de enero de 2013, apareció en La Estrella, en la sección Dominical, una crónica titulada: ‘La increíble historia del flamante millonario’, en dos páginas, con fotos y recuadros. Al día siguiente, 21 de enero, apareció la segunda entrega especial, titulada: ‘Los defectos del cheque millonario de la Lotería’, en la página 6A.

Seguido el día 22 de enero en la página 2A se publicó la siguiente nota: ‘La Lotería aclara premio millonario’, y la ilustración que se usó fue una carta enviada al director del diario, donde se solicita una aclaración. En el penúltimo párrafo hacía una advertencia y condición: ‘Tras la publicación de la nota aclaratoria, la Lotería Nacional de Beneficencia no interpondrá demanda legal alguna en contra del diario La Estrella de Panamá’ y en la sección Opinión (de ese mismo día) se publicó un texto titulado: ‘Réplica del subdirector de la Lotería’.

Nadie pensaría que una nota de prensa escueta iba a provocar tantas reacciones y tan diversas.

La institución quedó complacida porque el diario le publicó, al día siguiente, la aclaración; por tanto, no habrá demanda.

El periodista hizo el trabajo que se le solicitó y lo publicó. La pregunta que me queda es la siguiente: ¿Quién pensó en los lectores del diario? ¿Qué pensarán ellos de todo esto?

Desde mi punto de vista, al lector solo se le generó incertidumbre y supongo que muchas dudas. Pienso que quedó con un mal sabor y tampoco siento que se le presentó toda la verdad del pobre que se convirtió en millonario ese 28 de diciembre.

Lo ocurrido con el personaje deja el espacio para plantear varias lecciones que merece la pena dejar plasmadas en la columna de la defensora.

Los primero: que la institución, que tiene una orientación de beneficencia, debe ser cautelosa al momento de enviar a los medios notas de prensa escuetas y sin información suficiente.

Que si la regla que tiene establecida la Lotería Nacional es no divulgar nombres ni detalles de los ganadores, con el argumento de que se hace por seguridad de la persona, entonces es una regla que no se cumple, lo pertinente debería ser no enviar ningún dato a los medios sobre ganadores, porque efectivamente es información sensitiva que solo importa a la persona que ganó. Como lo dije anteriormente, no es necesario divulgar una información que no le interesa ni a la Lotería ni a los lectores, solo le interesa al ganador. Todo lo que se haga en torno a ese tema es innecesario y está de más.

Lo segundo: es que el trabajo periodístico no solo es cubrir, sino descubrir y no hay nada de malo en que un reportero, a falta de información de las instituciones públicas o privadas, decida investigar, en suma esa es la naturaleza de su oficio: el periodismo.

Sin embargo, para publicar también hay que tener reglas, y una de ellas debe ser que solo publico mi trabajo cuando esté protegido a prueba de cañonazos. El texto, además de ser fuerte, robusto, bien narrado, también debe estar bien protegido, incluso para evitar tener que llegar hasta los tribunales para demostrar allá lo que debió estar consignado en el contenido de la nota.

Siento que en las situaciones que aparecieron en torno al ganador del Gordito no se le hizo justicia ni a los compradores de la lotería ni tampoco a los lectores. Fue un tema que no le aportó nada a nadie, solo al ganador del millón de dólares.

DEFENSORA DEL LECTOR

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