• 09/03/2013 01:00

Día Internacional de la mujer 2013

Este año, para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, la ONU seleccionó el lema ‘Una promesa es una promesa: Es hora de actuar par...

Este año, para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, la ONU seleccionó el lema ‘Una promesa es una promesa: Es hora de actuar para acabar con la violencia contra la mujer’. Lema que busca, reforzar el compromiso de la comunidad internacional contra la violencia de género.

El Día Internacional de la Mujer conmemora cada 8 de marzo, la histórica y valiente lucha del género femenino por lograr una participación equitativa en la sociedad. Un acceso y disfrute total traducido en el derecho a la vida, la educación, la libre expresión y la participación política en la sociedad en que se desenvuelve. La fecha, que fuese establecida en 1977 por la ONU, promueve la participación mundial para la prevención y tratamiento adecuado de la violencia física, psicológica y verbal contra la mujer.

Treinta y seis años después, la lucha continúa. Poco o mucho se ha avanzado alrededor del mundo. Solo unos meses atrás Malala Yousafzai, una niña paquistaní de 14 años, fue atacada violentamente por talibanes solo por defender, en su país, el acceso de las niñas a la educación.

Si bien es cierto que las mujeres han alcanzado importantes posiciones gubernamentales en muchos países. Aún, en un número considerable de ellos, sufren de discriminación, imágenes estereotipadas y falta de acceso a posiciones aún guardadas solo para los hombres.

En muchas comunidades del interior de la república de Panamá se considera aún que el papel de la mujer está en la cocina y la lavandería y tal vez a lo mucho ser maestra. En muchas poblaciones el hombre todavía espera de su esposa ropa limpia y comida caliente, mientras muchas de ellas sueñan con una profesión que se les negó solo por ser mujeres.

Las mujeres son hoy doctoras, ingenieras, expertas en sistemas, microbiólogas, astronautas y hasta astrofísicas. A través de las últimas décadas han logrado ocupar posiciones que antes eran destinadas solo para hombres. El precio a pagar ha sido y es aún muy elevado. Un número considerable ha tenido que renunciar a tener familias, porque para algunos ser mujer no es compatible con ser una excelente y dedicada profesional.

A través de los últimos años, al tiempo que las mujeres ganan un sitial en la comunidad, ganan notoriedad en los medios de comunicación al ser víctimas del maltrato familiar y la violencia de género.

La violencia doméstica y la de género que cada día se incrementa, no discrimina edad o clase social. La pobreza la hace pública y la riqueza la invisibiliza. En ambos casos el miedo es el cómplice silencioso. Mudo testigo que atemoriza a la mujer a hacer público lo que desafortunadamente, para muchos, debe esconderse pues los trapos sucios se lavan en casa.

El macho agresor producto de traumas emocionales y frustraciones personales descalifica constantemente, a su esposa o compañera, hermana y hasta hijas a través de golpes y palabras, al punto que ellas terminan por aceptar y hasta creer todas esas falsas premisas con las que se les acusa y por las que se les golpea sin piedad. Los golpes y las palabras no solo destruyen el cuerpo, sino que minan el alma y aniquilan sueños y esperanzas, desvalorizando el espíritu, haciendo creer a la víctima que no vale nada.

Frases como ‘mátame, pero no me dejes’ o ‘te pego porque te quiero’ se han enmarcado en historias de terror protagonizadas por mujeres carentes de autoestima. Mujeres llenas de huellas físicas en todo su cuerpo y heridas profundas en su íntimo ser que no desaparecen rápidamente, porque están ahí donde las cremas y ungüentos no alcanzan. Donde solo huir, enfrentar al agresor y rehacer su vida pueden ser la mejor medicina.

El Boletín No. 1 sobre seguridad ciudadana, publicado en noviembre de 2012 por el Observatorio de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Comercio e Industrias, señala que en el primer semestre de ese año se registraron 2016 casos de violencia doméstica, de los cuales el 82% correspondía a mujeres.

Las estadísticas no mienten, son solo un indicador que muestra una realidad todavía más cruel y dramática detrás de ellas. Se estima que esa cifra puede incrementarse significativamente, pues esta es una parte de la vida que las mujeres prefieren callar y sufrir en silencio.

Ante el incremento de la violencia doméstica y de género el país no cuenta con infraestructuras físicas que sirvan de albergue para los cientos de casos que se dan. Hasta el año pasado solo existían uno en Chiriquí y otro en la ciudad capital. Refugios que solo pueden hacer muy poco ante una creciente demanda.

Como bien sostiene el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ‘Existe una verdad universal, aplicable a todos los países, culturas y comunidades: la violencia contra la mujer nunca es aceptable, nunca es perdonable, nunca es tolerable.’.

Poco se puede hacer con palabras bonitas y cargadas de emoción. Lo que verdaderamente se requieren son medidas legales, acciones y políticas gubernamentales y privadas que ataquen directamente el problema de la violencia contra la mujer.

En este día Internacional de la Mujer celebremos con júbilo los avances que se han logrado, pero busquemos soluciones inmediatas al virus de la violencia doméstica. Mujer no esperes el primer golpe y si este llega, nunca esperes el segundo, porque la ira del agresor no desaparecerá, a menos que reciba ayuda y para ese entonces será tarde, muy tarde.

DOCENTE UNIVERSITARIO.

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