• 19/08/2013 02:00

Instituto José Dolores Moscote

El Instituto José Dolores Moscote es una de las instituciones educativas del país que más ha contribuido al desarrollo educativo, cultur...

El Instituto José Dolores Moscote es una de las instituciones educativas del país que más ha contribuido al desarrollo educativo, cultural y a la afirmación nacional.

Por sus aulas han transitado miles de estudiantes de los cuales muchos hoy, ocupan altos cargos administrativos tanto en el sector público como el privado. El nombre de nuestra institución es tomado del insigne Maestro José Dolores Moscote, exrector del Instituto Nacional, quien Junto al Doctor Octavio Méndez Pereira organizó la naciente Universidad de Panamá, convirtiéndose en el primer decano de la Facultad de Derecho de esta primera casa de estudios.

El umbral del Instituto José Dolores Moscote se remonta al año 1956, cuando se oficializó mediante el Decreto número 173 del 4 de mayo de ese mismo año, iniciándose como un ‘nuevo primer Ciclo de Educación Secundaria, que funcionará en el antiguo local de la Escuela Profesional Isabel Herrera de Obaldía en un edificio inadecuado de la calle 44’. Su primer director fue el Dr. Julio Pinilla, quien fungía como catedrático de la Universidad de Panamá y que además había sido subdirector del Instituto Nacional.

Sin embargo, las condiciones deplorables del viejo caserón incitaron a padres de familia y a la Asociación de Profesores a emprender nuevas luchas para buscar nuevas instalaciones que permitieran garantizar un mejor desempeño del proceso educativo. Sus luchas no fueron en vano y el gobierno nacional se comprometió a comprar el edificio del Convento de la Visitación, ubicado entre Calle 43 y 44 Bellavista y en el año 1958 se inician las clases en ese recinto escolar. Pero dichas instalaciones, al igual que la anterior, no reunían las condiciones pedagógicas e higiénicas, lo que condujo a nuevas jornadas de protesta por parte de los educadores y padres de familia.

Estas jornadas de protesta se sumarían a la de otros colegios que exigían mejores infraestructuras escolares, obligando al gobierno a ejecutar una nueva estrategia en política educativa, como fue la siembra de escuelas en todo el país, con recursos internacionales provenientes de la Alianza para el Progreso y su programa de ayuda económica, política y social de EE. UU. para América Latina efectuado entre 1961 y 1970, en el marco de la guerra fría y su interés de influenciar los gobiernos latinoamericanos.

Es bajo estas circunstancias políticas y económicas que se emprenden las obras de construcción en la década del sesenta de las actuales instalaciones del Instituto José Dolores Moscote, ubicadas en el corregimiento de Parque Lefevre. Hoy, estas mismas instalaciones han cumplido más de medio siglo atendiendo a la juventud y contribuyendo a la formación de profesionales al servicio del país.

Pero como es notorio en la administración pública, la falta de una política de mantenimiento ha provocado que sus estructuras hayan ido colapsando con el tiempo. Su arquitectura de techo ondulado es la representación simbólica de su espacio físico, que ha permitido anidar en sus aulas a miles de estudiantes que se han educado en sus claustros escolares.

Sin embargo, el tiempo que lo desuela todo, ha hecho estragos en sus estructuras que han ido sucumbiendo frente a las inclemencias del clima y los años. Dos de sus pabellones actualmente han sido demolidos para darle paso a una nueva etapa histórica al Instituto José Dolores Moscote.

Lamentablemente, la burocracia y el tortuguismo administrativo del Ministerio de Educación han retrasado las obras de construcción, afectando a más tres mil estudiantes que están sacrificando su comodidad para darle paso a las nuevas instalaciones que serán de provecho para las futuras generaciones.

El altruismo de sus estudiantes es tan noble, al igual que el de sus docentes que trabajan con ahínco exponiéndose al polvo, las alergias y el asma, solo con la satisfacción del deber cumplido.

Exhortamos a las autoridades a actuar con celeridad administrativa para el beneficio de toda la comunidad educativa y la moscotista en particular. Solo en la medida en que las autoridades entiendan que la educación es el principal instrumento para salir de la pobreza, la desigualdad y el subdesarrollo podremos cimentar los pilares de una nueva sociedad auténticamente democrática.

Esta es la razón de ser de la educación y es la misión y el apostolado del Instituto José Dolores Moscote, que ha sentado un precedente extraordinario en ese ámbito educativo y cultural. Su regla de oro, como dijera Justo Arosemena, es: ‘A la democracia por la cultura’.

FILÓSOFO E HISTORIADOR.

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