• 06/11/2013 01:00

Hay que hacer algo en la Policía Nacional

Hay crisis en la Policía. Verdad que explota en la cara con la muerte de dos inocentes niños donde los involucrados pudieron haber incum...

Hay crisis en la Policía. Verdad que explota en la cara con la muerte de dos inocentes niños donde los involucrados pudieron haber incumplido protocolo y dispararon. Un comisionado, se escucha, involucrado en un millonario tumbe, es nombrado fuera del país, en lugar de encausarlo. La horrenda muerte de cinco menores en el Centro de Custodia de Menores, así como la de los jóvenes chinos en La Chorrera, en donde en ambos casos había evidencia incriminatoria contra algunos policías. La pasividad de la Policía ante los disturbios últimos en el Instituto Nacional. Algo anda mal en la Policía.

Quienes jugamos un papel en fin de las Fuerzas de Defensa en 1989 estamos preocupados. Cuando al salir la Democracia Cristiana del poder en abril del ‘91, Guillermo Endara nombró a un copartidario como director en la Policía; tuvo que despedirlo seis meses después por participar en actividades políticas. Desde allí se politizó la institución; cayendo en niveles de corrupción inimaginables por su falta de control. La profesionalización intentada en la Fuerza Pública desde 1989 se ha ido deteriorando.

Cuando se designó a Gustavo Pérez como jefe de la Policía se advirtió que no era idóneo. Sus antecedentes, entrando a las Fuerzas de Defensa sin ser militar y a quien se le impidió permanecer en la nueva Policía en el ‘89, hablaban por sí solos. En su afán de no tener sombras, se deshizo de valiosos comisionados como Roberto Joudry, Humberto Brid, Berardo García y Luciano Franco Gómez. A Joudry le inventó un proceso penal, del cual salió limpio, comprobándose la infamia de Pérez. Su orden de restitución por más de dos años depende en la Sala Tercera de la Corte Suprema de la firma del magistrado Moncada. A Brid, estando a medio curso en el Colegio Interamericano de Defensa en Washington, sin razones lo jubiló. Pedí y logré, como embajador ante la OEA, que al menos lo dejarán concluir sus estudios. Al regresar, lo que aprendió fue a dar a la basura: fue jubilado de inmediato.

Pérez mandó en la Policía como si fuera su hacienda privada. Nombró a gente de su entorno en las antiguas Fuerzas de Defensa, creando todo tipo de animosidad en quienes trabajaban profesionalmente; algunos cuando vieron lo que hacía, lo dejaron solo. Hoy en la Policía, bajo la dirección del ingeniero Julio Moltó, si bien tiene una cara civil y es una persona accesible, se ha perdido la mística que caracterizó a los oficiales que en el ‘89 se les encargó la organización de la nueva Fuerza Pública como Fernando Quesada, Milton Castillo, Arístides Valdonedo y tantos otros que pusieron su vida en juego por adecentar la Fuerza Pública panameña, guardando cárcel por más de 22 meses por intentar derrocar al dictador Manuel Noriega en marzo de 1988 y los que se salvaron de ser fusilados en octubre del ‘89.

Hoy esa Fuerza Pública está en peligro. Lo más importante es que la población está enfrentando los escenarios del ‘89, cuando nadie creía en ellos. Cuando el gestor de la nueva Fuerza Pública, Ricardo Arias Calderón, como ministro de Gobierno y Justicia, me pidió el 24 de diciembre de 1989, junto a Francisco Artola y Hermann Gnaegi, juramentar a los nuevos jefes policiales en Chitré, Santiago y Penonomé, se me acercó un guardia y me dijo: ‘Pero es que la gente no nos respeta’. Le conteste: ‘Amigo, eso se lo tendrán que ganar’. Eso es lo que pasa, cada día se pierde confianza en la Fuerza Policial. Una verdadera pena.

La Policía necesita reinventarse. Hacer una nueva ley no resolverá absolutamente nada. En ese trabajo de reingeniería deben participar los mismos policías, que son los que conocen lo que pasa allí, ayudados por expertos de Policías reputadas, como las de Colombia y Canadá. En ese proceso pueden compartir sus experiencias con los policías gente como Rubén Darío Paredes, Quesada, Valdonedo y Ebrahim Asvat. Reitero lo que dije al Directorio en pleno de la Policía Nacional en charla que les di el pasado 9 de Enero: La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA está dispuesta a preparar un curso permanente de respeto a los derechos humanos a la entidad.

En este tema habrá muchos que opinen. Sin embargo, lo más importante son los cambios a realizar, son los mismos policías, la mayoría de ellos serios y responsables que repudian a las ovejas negras que hay en la entidad. Sinceremos el tema y no nos quedemos únicamente en la crítica. Los primeros que quieren que las cosas cambien son los mismos miembros de la institución.

ABOGADO.

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