• 13/12/2013 01:00

Nelson Mandela, ejemplo de integridad y libertad

Se nos fue quedándose en los corazones y mentes de los sudafricanos y de todos los ciudadanos del mundo que creyeron en su compromiso co...

Se nos fue quedándose en los corazones y mentes de los sudafricanos y de todos los ciudadanos del mundo que creyeron en su compromiso con la vida, esperanza y dignidad; para él valores indeclinables e inalterables en la construcción de sociedades más justas, a escala universal. Su lucha contra el apartheid fue una epopeya en aras del bienestar humano, la libertad de los individuos y la soberanía de los pueblos.

Lo extraordinario de la Era Mandela, es que ésta no tiene fin, ni culminó con la abolición del régimen racista que imperó en su natal Sudáfrica, por más de cinco décadas. Madiba resume, en un instante histórico, la dialéctica de la confrontación y negociación como elementos dinámicos que definen con certeza los destinos de amplios conglomerados, unificados en la búsqueda permanente y afirmación del ser nacional africano. Su legado constituye el abecedario de lo propio, edificado con el sacrificio de generaciones de sudafricanos que asumieron el espíritu y la conducta indomable del prisionero de Robben Island, como guía para el resurgimiento de una gran nación con todas sus identidades, alineadas para hacer frente al sometimiento, la mentira y las complicidades que sostenían el grotesco e inhumano sistema racista, con el cual Occidente igualmente hacía grandes negocios, y alianzas militares.

En este sentido, la naturaleza del pensamiento de Nelson Mandela es más que una apología a la lucha pacifista; es la combinación de alternativas también armadas que dieron resultados en la dirección correcta para vencer al enemigo. Por ello, la recuperación de la figura de Mandela, es ante todo, la puesta en perspectiva de las formas y fondo que adquirieron los distintos movimientos de liberación nacional en el continente africano. Mandela es entonces acumulación y epicentro, cuya dimensión revolucionaria trasciende escenarios, configurando realidades acordes con los rumbos que los pueblos identifican como suyos.

De ahora en adelante, las lecciones de Nelson Mandela deberán ser fuente de permanentes consultas y reflexiones para los sudafricanos. La unidad construida por él deberá resistir todas las tentaciones, las de ayer y hoy, pues el lugar que ocupa y sitúa a Sudáfrica como pieza importante en los denominados países BRICS, a saber: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, podrá ser motivo de intereses encontrados y ajenos al proyecto de vivir juntos y unidos, permanecer en pie. Nkosi Sikelele, África. Dios bendiga a Sudáfrica.

DOCENTE DE UNIVERSIDAD DE PANAMÁ E INVESTIGADOR DE FLACSO.

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