• 03/01/2014 01:00

¿Futuro del legado de Omar en manos de pocos?

Omar Torrijos Herrera rodeado de políticos, profesionales, militares, empresarios, estudiantes, obreros y campesinos diseñó la vía del d...

Omar Torrijos Herrera rodeado de políticos, profesionales, militares, empresarios, estudiantes, obreros y campesinos diseñó la vía del desarrollo político del país: el gobierno del pueblo, para servirle al pueblo y no para servirse de él (murió sin fortuna o billones a su haber), forjó las condiciones para que los empresarios ayudaran a desarrollar el país, los estudiantes se dedicaran a superarse y los campesinos y obreros empoderados contribuyeran a levantar el país.

En materia de crecimiento y desarrollo, ejecutó un enorme programa de inversiones en infraestructura, salud y educación y apuntaló la lucha nacionalista y soberana para la recuperación de la soberanía y el Canal de Panamá para que los beneficios de este último tuvieran ‘el uso más colectivo posible’. Con ello sentó las bases del desarrollo económico y social que hoy hemos alcanzado como nación.

Cuando decidió que los militares deberían volver a los cuarteles para hacer el trabajo para el cual estudiaron, creó, junto a sus discípulos predilectos, el Partido Revolucionario Democrático, como institución para seguir desarrollando su legado.

Hasta allí la sinopsis, muy reducida, de su esquema. Pero, ¿qué sucedió después de su desaparición física?: ¡la debacle!

Después del período del presidente Carter en USA, sectores del partido Republicano del hoy llamado Tea Party, querían el Canal de vuelta a la jurisdicción norteamericana, los militares se negaron a volver a los cuarteles y esa institución denominada PRD se fue desdibujando, ya que no se entendió el mensaje de Omar, que determinaba que los militares siempre requerirían la orientación política del Partido y que este no debía estar supeditado a los militares.

En el PRD el compromiso era hacer cumplir los Tratados Torrijos-Carter. Esto se logró, aún después de la canalla invasión a nuestro país.

Cumplida esa etapa después de la invasión, nos comprometimos con la reinstauración del depuesto sistema democrático. Para contrarrestar los antecedentes de intrigas, corrupción e irrespeto a las instituciones democráticas, todo lo cual aborrecía Omar, éste había creado el PRD. Es por ello que ya en democracia, ayudamos a sentar las bases para un mejor desarrollo de la misma.

De vuelta al sistema, continuó la deformación del PRD: Como partido fuimos aceptando las prácticas electoreras y clientelares, por encima del mérito y la militancia patriótica, nacionalista, social y partidaria.

No interpretamos los mensajes de Omar cuando formó el Poder Popular con los de cutarra y pie en el suelo y cuando les dijo a los discípulos que lo querían como candidato a presidente: ‘Ustedes son tontos, ¿quieren que en el futuro los presidentes sigan saliendo de los cuarteles?’. ¡Mensajes Claros! Ni poder económico. ¡Poder Popular! ¡Ni poder sostenido en las bayonetas!

Como presidente del PRD esa era nuestra aspiración: volver a reestructurar esa institución política que pensó Omar sería nuestro partido, pero el dinero de Ricardo Martinelli, la traición, el clientelismo y el miedo de muchos no lo permitió.

Hoy día, el PRD ha llegado, de la mano del peor presidente de la historia del país, al punto del máximo grado de entreguismo y clientelismo.

No satisfechos y sin entender el mensaje torrijista, se le ha entregado la dirección política del partido al poder económico, que en su madeja financiera se comunican entre ellos y hacen un frente común a través de sus cajas registradoras, para preservar sus fortunas. Así le entregan el partido de Omar Torrijos Herrera, quien ofrendó su ideal y su vida por este país, al presidente Ricardo Martinelli.

Puedo entender, mas no aceptar, que quienes no tienen historia torrijista caigan en ese ‘error’. Pero considero inaudito que hoy, ante este panorama, gente que luchó, convivió, sufrió y aprovechó los tiempos de Omar, guarde silencio cómplice. Ese silencio, aparte de poner en riesgo sus principios, dignidad y haberes, molesta, por ser oportunista y por ser una ‘disciplina partidaria’ invocada cuando se capta que no existe un interés genuino para ganar las elecciones.

He dicho en repetidas ocasiones, desde hace más de cuatro años, que el objetivo de Ricardo Martinelli es desaparecer al PRD. Con nosotros al frente del partido no lo logró. Ahora, ha avanzado en ese propósito que, si lo dejamos, tratará de culminar a partir de mayo del 2014. Los silentes han aceptado ese destino y, junto con los otros, cargarán con esa responsabilidad.

No deseo pecar de necio; pero, cuando se trata de principios, no se claudica; y si sucede, ¡se rectifica! Yo seguiré la lucha por la obra de OMAR.

Feliz año 2014.

MIEMBRO FUNDADOR DEL PRD.

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