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- 29/09/2025 18:34
El anuncio del Congreso de Estados Unidos de abrir una investigación sobre la presunta injerencia del Partido Comunista Chino en el Canal de Panamá ha puesto el tema en el centro del debate regional. Para el profesor y analista político Euclides Tapia, la pesquisa difícilmente tendrá hallazgos de peso, pues no existe tal interferencia.
A su juicio, aunque Washington tiene derecho a realizar la investigación, “lo más probable es que no arroje absolutamente nada serio, al menos en lo que concierne a la supuesta injerencia china en el manejo del canal de Panamá, simplemente porque tal injerencia no existe. Y si se especula lo contrario, deberá demostrarse empíricamente”. Tapia reconoció que en las riberas de la vía interoceánica operan dos puertos propiedad de una naviera china, pero precisó que, al igual que otras terminales manejadas por compañías extranjeras, no interfieren en el funcionamiento del canal.
Sobre el riesgo de que Panamá quede atrapada en la disputa geopolítica y comercial entre Estados Unidos y China, Tapia descartó esa posibilidad. Explicó que el artículo 2 del Tratado de Neutralidad garantiza el principio de libre tránsito en igualdad de condiciones para todas las naciones, incluida China. “No debe existir riesgo geopolítico y comercial contra China si este país, al igual que todos los otros, tiene garantizado por el Tratado de Neutralidad no solo el libre tránsito por el canal, sino que además lo puede hacer sin ningún tipo de discriminación económica ni de otra índole”.
En ese sentido, recordó que Pekín, a diferencia de otros Estados, nunca ha firmado el protocolo adicional del Tratado de Neutralidad, pese a ser uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. “Con excusas fatuas, reniega la firma de esa crucial regalía panameña”, apuntó.
Consultado sobre si el Tratado de 1977 sigue siendo suficiente frente a las nuevas tensiones globales, Tapia fue categórico: “A pesar de que el Tratado Concerniente a la Neutralidad Permanente y Funcionamiento del Canal de Panamá, reconocido de jure por más de 40 Estados del mundo, data de 1977, eso no es óbice para su aplicación cabal y sine die, tal como ocurre con el Tratado de Constantinopla, que rige el Canal de Suez desde hace más de un siglo (1888)”.
El analista recordó que el marco vigente excede incluso los intereses de seguridad de Estados Unidos, pues contempla figuras como la Reserva Nunn, que faculta a Panamá y Washington a establecer acuerdos militares posteriores al año 2000, y la Reserva DeConcini, que otorga a Estados Unidos el derecho de intervenir militarmente en caso de que el canal sea cerrado o su funcionamiento interrumpido.
Además, el artículo VI del tratado garantiza a Estados Unidos el tránsito expedito de sus naves, incluso con prioridad en casos de emergencia unilateralmente determinada por la Casa Blanca. También existe el “Entendimiento 2 al artículo IV”, que autoriza a Washington a actuar en defensa del canal ante cualquier amenaza.
En palabras de Tapia, el Tratado de Neutralidad “no es más que un pacto militar entre Panamá y Estados Unidos, que a cambio de la devolución de todos los bienes canaleros, les permite a los primeros conservar para sí la seguridad y defensa unilateral del canal de Panamá”.