Universidades como entes de transformación

Desde su fundación, las universidades fueron pensadas como instituciones de formación del más alto nivel del pensamiento, capaces de recoger en su seno el conocimiento universal alcanzado y teniendo en miras su perfectibilidad.

En ese sentido, la reflexión y el debate permanente siempre han estado en el centro de la concepción de la universidad como institución de máximo nivel en la producción y transmisión del bagaje cultural acumulado por la humanidad en un momento determinado.

El carácter esencialmente comunitario de las primeras instituciones de educación superior dicen relación a la visión universal con respecto al dominio del conocimiento y su reproducción.

Si bien la Iglesia fundó las primeras universidades en Europa, fundamentalmente interesada en la alta formación de los monjes, en tanto cuadros ideológicos a su servicio y reproducción institucional, un conjunto de factores dentro y fuera de los claustros, léase la formación de los Estados nacionales y el movimiento de La Reforma, habrían de transformar, de manera importante, la propia naturaleza de esos primeros ‘templos del saber', que se fueron dotando del laicismo que fue ganando terreno en una Europa que ya asistía a una profunda transición en su formación económico social.

El triunfo de la revolución democrático-burguesa, como punto de inflexión en el desarrollo económico, político y social de Europa, asestó el golpe de gracia a la impronta clerical que marcó a las primeras universidades fundadas por la Iglesia. La modernidad ganó espacio en los centros superiores de producción del conocimiento.

Es en ese escenario que la universidad conoce una sucesión de interpretaciones de su rol institucional, en términos de su razón de ser así como sus prioridades, pero manteniendo el carácter universal de sus propósitos.

Aquello bien se expresó no sólo en Europa, sino en Asia, donde un número plural de universidades fueron creadas, al igual que lo que hoy se le ha dado en llamar el ‘mundo árabe'. Fueron ellas verdaderos emporios de la enseñanza superior posmedieval, algunas aun hoy día, con vigorosa influencia sobre sus sucesoras.

Esa expansión de los centros de formación superior también alcanzó a América, como parte del proceso colonizador, particularmente la de catadura española.

Largo ha sido el proceso de asentamiento de las universidades en esta parte del mundo, destacándose la Reforma de Córdoba (1918) como uno de sus pilares más contemporáneos, por cuanto ésta propugnó por la renovación de las estructuras y los objetivos de los centros de educación superior, la implementación de nuevas metodologías de estudio y enseñanza, el razonamiento científico frente al dogmatismo, la libre expresión del pensamiento, el compromiso con la realidad social y la participación del estamento estudiantil en el gobierno universitario.

Hoy día, dado la multiplicidad de fuentes del conocimiento, a la luz del alto grado de desarrollo tecnológico alcanzado por la sociedad en su conjunto; y en circunstancias en que bien pudiera sostenerse que hay y se hace ciencia más allá de las universidades, resulta un hecho convincentemente demostrado, por su propia evolución histórica, que es en esta institución universal donde aún encontramos la mayor suma de saberes acopiados por la humanidad, sistemáticamente estructurados y susceptibles de ser articulados unos con otros.

En la Universidad Especializada de las Américas (UDELAS), ese cúmulo de conocimientos lo hemos colocado al servicio de los que menos tienen en la sociedad panameña. Una universidad con profundo compromiso social.

DOCENTE Y COORDINADOR SOCIAL DE UDELAS

==========

El triunfo de la revolución democrático- burguesa, como punto de inflexión en el desarrollo económico, político y social de Europa, asestó el golpe de gracia a la impronta clerical que marcó a las primeras universidades fundadas por la Iglesia.

==========

La expansión de los centros de formación superior también alcanzó a América, como parte del proceso colonizador, particularmente la de catadura española.