Sergio Ramírez: falta más tolerancia con los emigrantes

Actualizado
  • 21/08/2016 02:00
Creado
  • 21/08/2016 02:00
El escritor nicaragüense analiza con ‘La Estrella de Panamá' los desafíos que enfrenta la región

Desde el Aeropuerto Internacional de Tocumen hasta el hotel donde se hospeda, a un costado de Atlapa, Sergio Ramírez, el escritor más notable de Centroamérica, contó medio centenar de edificios en construcción. La cuenta no la hizo en busca de referentes para sus obras. Esta matemática surgió porque ha seguido el crecimiento económico del istmo y la evolución de la Feria Internacional del Libro (FIL), el motivo de esta última visita.

Ramírez estuvo aquí para el nacimiento de la FIL, en 2001. Pero antes de convertirse en el referente literario de Nicaragua y de la franja centroamericana, conoció el Panamá de principios de los sesentas. Cursaba entonces estudios de Derecho.

Del Panamá de su memoria, guarda claras imágenes, casi fotográficas, dice.

‘El referente arquitectónico que aquellos años era el Hotel El Panamá, un edificio muy bonito, rodeado de bosque. Ahora lo cercaron unos edificios espantosos', menciona, mientras cruza los brazos a modo de escudo.

Protegido, Ramírez habla de su última novela, ‘Sara', que en un año ya ha cautivado a críticos y lectores. ‘Es un libro que se ha vendido muchísimo. Eso es bueno, que haya muchos lectores, pero aunque se tenga un solo lector, es suficiente', sostiene.

Sara es una mujer de la antigüedad bíblica que reclama su lugar en el mundo. ‘Estudié hasta la saciedad este pasaje en el Génesis. La documenté de distintas maneras hasta buscarle el pie de la imaginación', detalla.

Mientras el escritor, vicepresidente de su país durante el primer mandato del sandinista Daniel Ortega, pero desde hace años distanciado del mundo político, habla de su creación, centenares de escolares hacen fila para ingresar a la feria, el mismo escenario donde este jueves Ramírez reveló pasajes poco conocidos de la vida de Rubén Darío que sorprendieron a los presentes. Éste, explica, es precisamente uno de los componentes relevantes de una feria cultural. ‘que vengan los integrantes de una familia a ver los libros, a tocarlos, eso es una verdadera fiesta'.

Otro importante componente, agregamos, es la visita de los invitados internacionales. cada vez más nutrida. ‘La Feria del Libro de Panamá es la más importante de Centroamérica', afirma.

Sobre el tema de Rubén Darío, y definiendo lo que es un clásico literario, explica que es una obra leída por sucesivas generaciones. ‘Son libros que leen los padres, luego los hijos y continúan los nietos', indica para recalcar el valor de lo que no caduca.

De la muerte del poeta se han cumplido cien años y 150 de su nacimiento y sigue estando vigente en las universidades, en las librerías, en los eventos literarios, dice Ramirez, ‘enamorado' de su obra.

‘Es una lástima que sus crónicas no sean editadas frecuentemente, y más cuanto representan el 70% de su producción. Son textos magistrales. Estoy seguro de que su prosa se leerá dentro de cien años. Deberían ser enseñadas en las escuelas de periodismo', considera.

Una de aquellas piezas periodísticas tiene como escenario Panamá, cuando el país con taba apenas cuatro años como República independiente. Darío regresaba de Colombia, en 1907, y se detuvo en el istmo, durante la construcción del Canal. Ese viaje lo realizó en la línea Pacific Mail, que unía Panamá con otros puertos en el Pacífico. Antes había estado, de camino a España. ‘El barco en que viajaba tocaba Panamá y Cartagena para luego abrirse al Atlántico', relata el escritor. Y hablando de canales y de la construcción del nicaragüense, Ramírez dice que ‘ese cuento' ya está escrito y que siempre fue ‘un cuento chino'.

De lo que viene en su portafolio literario, anuncia la segunda parte de ‘El cielo llora por mí'. El inspector Dolores Morales renace como investigador privado en la Managua contemporánea. La trama me da la oportunidad para contar la Nicaragua de hoy'.

Además del escritor a tiempo completo, Ramírez es un ciudadano atento de los gobiernos de los países que componen la región. ‘La sociedad latinoamericana es muy dinámica. Hay cambios y también retrocesos. La democracia parecería, falsa idea, que viene envuelta en un papel de regalo que se llama corrupción. Y hay quienes se aprovechan de la democracia para delinquir, para tomar lo ajeno, para hacer negocios sucios, para hacer dinero. La democracia hay que fortalecerla, y esa es mi mayor preocupación. El déficit de institucionalidad democrática que hay que fortalecerlo', recalca.

Otro tema que ocupa las disquisiciones del escritor es la falta de tolerancia con los emigrantes.

‘Tenemos este asunto pendiente', dice, y recuerda que Centroamérica fue un puente migratorio natural desde hace muchos años, y así debe continuar siéndolo. ‘Los africanos desembarcan en Brasil. Los cubanos en Ecuador. Necesitamos comprender el dolor de esas personas que están de paso por estas tierras extrañas. Son seres humanos y hay que dejarlos pasar, que usen este puente natural para alcanzar el objetivo que tienen. Hemos sido pueblos de inmigrantes, y Panamá es una mezcla de esa juntura de razas', subraya.

Volviendo al terreno de las letras, lamenta no poder escribir en los hoteles durante sus frecuentes viajes. Para crear, explica, tiene que encerrarse en su ‘refugio', desde las ocho de la mañana hasta la una de la tarde. Tras la pausa obligada para los alimentos, retoma otras tareas, también relacionadas con la administración de su carrera literaria: recibir periodistas y estudiantes, leer la correspondencia, dictar talleres literarios, la organización de ‘Centroamérica Cuenta', su plataforma de promoción literaria regional; ser jurado de concursos, por mencionar algunas. ‘Este año he recortado la mitad de los viajes. Cuando uno se va y vuelve a emprender el trabajo hay que empezar a leer todo de cero, meterse en la atmósfera, eso retrasa', expone.

La carrera literaria, con premios como el Alfaguara de novela, le ha dado a Ramírez una proyección internacional, más allá de sus fronteras naturales. ‘Tengo que aprovechar esa relevancia para que mi voz crítica se oiga, porque las voces críticas son las que mueven las sociedades', declara.

El creador de ‘Sara' admira, como referencia, el paso de periodista a novelista de Gabriel García Márquez. En el cronista de ‘El relato de un náufrago' ya había un escritor, dice.

‘El periodismo está en el fondo de todo novelista. Mario Vargas Llosa y Rubén Darío también fueron periodistas. Cómo se pasa a la excelencia de la escritura, eso es admirable', reconoce.

El autor nicaragüense piensa que la carrera de escritor o la de periodista ‘no tienen edad de jubilación', cree que continuará produciendo hasta que su salud mental se lo permita y afirma que cuando un diario cierra ‘la sociedad pierde su voz. Y eso siempre es de lamentar'. Esta es su respuesta ante la situación crítica que enfrentan los diarios La Estrella de Panamá y El Siglo , amenazados por las sanciones de la ‘lista Clinton'. ‘Ya lo he visto pasar una vez, en Honduras. Yo escribía en el diario Tiempo y tuvo que cerrar. Fue lamentable', acota con preocupación.

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‘Hace poco me pidieron de Madrid un objeto para un museo. Mandé un disco de mi primera computadora, enviada de Canadá a principios de los ochenta. Ese disco no se puede leer en la actualidad, no hay tecnología para hacerlo. Esto me hace pensar que lo único que quedará para siempre es el papel'

SERGIO RAMÍREZ

ESCRITOR

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