El consumismo frente al agotamiento del ambiente

  • 17/09/2017 02:05
El descontrol del consumismo se manifiesta en la extracción y transformación que se expresa en el mercado a través de la generación de desechos mal dispuestos

Actualmente, estamos frente a un sistema natural que se manifiesta limitado y en algunos de sus elementos agotados o en proceso de agotamiento.

MISIÓN Y VISIÓN DE FLACSO

La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) es un organismo regional, instituido por la UNESCO para impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de las Ciencias Sociales.

El Programa FLACSO-Panamá busca dotar a la población de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.

Y, a la vez, nos encontramos ante una economía de mercado que no tiene límites en su crecimiento, en cuanto a la extracción y al consumo. De acuerdo a Gilles Lipovetsky, precisamente este es uno de los retos del mundo globalizado: ‘la crisis del medio ambiente y el calentamiento climático impulsan a algunos a afirmar que es imposible la generalización del modo de vida occidental, que se basa en el productivismo y el consumismo desbocados' (Lipovetsky: 2011, 20).

La característica de operación del mercado es precisamente el no control, ni siquiera por el ente regulador por excelencia, que debe ser el Estado, a través de sus diversas instituciones.

Su descontrol se manifiesta tanto en la extracción como en la transformación que se expresa en el mercado a través del consumo y en la generación de desechos, que son depositados en el medio natural, el cual se presenta a través de la contaminación.

La racionalidad que lo anima y lo organiza es la generación y multiplicación de la ganancia.

Este descontrol en su extracción ha empezado a socavar la base de su propia reproducción, sin contar con la transformación significativa que en poco tiempo ha empezado a manifestar el ambiente natural. En el último siglo, ha empezado a dejar sentir de forma sensible el descontrol del que ha sido objeto, en la forma de ser intervenido por parte del capital.

A través de las diferentes manifestaciones de sus fenómenos naturales, los cuales han tenido como característica su comportamiento exacerbado. Más allá de la adopción de una postura racional, la necesidad de seguir extrayendo ganancias ha obligado al capital a ir ideando la preservación de la base de su riqueza. Este es uno de sus retos.

Lo que es necesario destacar es que los límites y la fragilidad, que de hecho se manifiestan en la naturaleza, no son compatibles con las interacciones que se observan en el sistema de mercado, cuya base reproductiva terminará por agotar de forma irreversible el sistema natural. En otras palabras, no es compatible la interacción de un sistema sin límites, como lo es el mercado, con otro que ha dado claros signos de su limitación, como lo es la naturaleza.

Frente a recursos escasos se hace imperativa la administración de los mismos para su preservación. Actualmente, nos encontramos frente a una falta de institucionalidad robusta que pueda crear ese espacio racional de intervención por parte del capital. Por lo general, gran parte de las instituciones limitan su accionar en verificar requisitos burocráticos, pero tales trámites no son sopesados con base a la capacidad de carga del sistema natural, donde se espera realizar la acción de producción generando toda clase de malestares, afectaciones y riesgos.

FALTA DE UNA VISIÓN INTEGRAL DEL PROBLEMA

La proliferación de conflictos socio–ambientales nos indica que convivimos en un espacio donde los bienes naturales se hacen cada vez más escasos.

La intervención del ser humano a través del sistema económico que genera afectaciones con respecto al ambiente natural se realiza mediante dos procesos: extracción y contaminación. En palabras de James O Connor: el grifo y el sumidero.

Ambas acciones se han encontrado fuera de control y sobre todo, se considera que más allá de las posibilidades de regeneración natural del ambiente.

Esto ha traído como consecuencia que se generen enfrentamientos entre los grupos sociales locales y las empresas o el gobierno. Y estos conflictos tienden a emerger, producto de una visión parcial y la falta de coordinación interinstitucional, pues se otorgan los permisos, las concesiones y los vistos buenos en función de la evaluación de uno de los actores, o elementos a evaluar. No se consideran las interacciones, los efectos, la capacidad de carga del elemento natural a explotar y muchos otros aspectos necesarios para tener un panorama lo más cercano a la realidad.

La sociedad opera como un tejido complejo y cambiante, según estudios de Norberto Elías, en ese sentido amerita contar con una visión lo más integral de las solicitudes, a fin de contar con todos los elementos pertinentes al momento de tomar una decisión.

LA PARCIALIDAD EN LA TOMA DE DECISIONES

Las instituciones del Estado tienden a adolecer de un sistema de actualización continua. Su accionar se encuentra inmerso en un mundo cambiante y complejo. Las condiciones y el objeto sobre el cual se establece su competencia se caracteriza por ser dinámico y, además, se encuentra entrecruzado con otros sectores. Sin embargo, las normas, procedimientos y la actualización del conocimiento en cuanto al estado en que se encuentra el objeto de su competencia, se quedó en el pasado. Por otro lado, no existe de forma eficiente y efectiva la coordinación interinstitucional.

Todos estos aspectos y algunos otros promueven una toma de decisión parcial, simple, la cual se encuentra, en el mejor de los casos, trasladando problemas; y en el peor de los casos, creando nuevos problemas.

Las instituciones del Estado que deben ser las reguladoras, vigilantes y las que determinen la viabilidad de las intervenciones del capital, con base no sólo, en función de la solicitud, sino considerando además la viabilidad de tal solicitud al contemplar el estado actual del elemento natural, basados en la investigación y la determinación de la capacidad de cargas de los diferentes elementos naturales y las interacciones con los grupos sociales locales, se percibe que es muy poco lo que se hace en esa materia.

La complejidad del sistema natural va más allá de la existencia del elemento a explotar. Se deben considerar su estado o condición y sus interacciones con el resto de los elementos y los grupos sociales que se encuentran aledaños, pues al incidir en el mismo, necesariamente se generará un efecto cadena.

Frente a lo planteado, es indispensable contar con una institucionalidad fuerte que realmente desempeñe su papel de supervisor y regulador frente al descontrol del capital.

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