Iglesia católica aún no está lista para abrir los templos ni celebrar liturgias

Actualizado
  • 28/05/2020 12:22
Creado
  • 28/05/2020 12:22
Monseñor Ulloa dice que solo 32 de un total de 98 parroquias de la Arquidiócesis de Panamá, tienen los equipos de salud e higiene por COVID-19

Este 28 de mayo, el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta informó que “de las 98 parroquias que hay en la Arquidiócesis de Panamá, solo nos ha llegado información de 32, en cuanto a los equipos de Salud e Higiene COVID-19. Si no se cumple con ese requisito, no podrán abrir el templo”. 

Los lugares de cultos, los cuales están contemplados en el bloque 2 de la reaperturas pos-Covid-19, podrán abrir sus puertas desde el lunes, 1 de junio.  En este bloque también se encuentran las actividades como: parques, áreas deportivas y sociales con hasta 25% de capacidad, en todas manteniendo un distanciamiento de 2 metros.

Según las normas generales de la Conferencia Espícopal de Panamá (CEP) la reapertura está sujeta a la conformación del Comité Diocesano de Salud e Higiene COVID-19, y el Comité Parroquial de Salud e Higiene COVID-19, responsables de preparar, organizar y orientar a la comunidad para la reapertura de los templos, y el retorno a las celebraciones.

Además las normativas contemplan: 

Las normas generales acordadas el 20 de mayo, para la reapertura de los templos católicos y las celebraciones litúrgicas, permiten a las parroquias prepararse adecuadamente, siguiendo las medidas de seguridad para mitigar y controlar el contagio del COVID-19.

Además de advertir que la reapertura de los templos para las celebraciones está sujeta a las indicaciones que establezcan las autoridades competentes, los obispos solicitan a los fieles católicos —por su bienestar y el de los demás— acatar estas normativas de la CEP y de cada diócesis, porque han sido producto del discernimiento de la Iglesia, y de su preocupación por la salud espiritual, mental y física de todos.

Los obispos recalcaron que estas normas generales para la reapertura gradual de los espacios físicos de la vida eclesial, sobre todo para el aspecto sacramental, pueden ser adecuadas según la realidad urbana y rural, y las mismas deben ser aplicadas con el menor costo posible para las parroquias.

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