La voz de las comunidades se escuchó, llega el agua potable

  • 07/10/2025 19:43
El Consejo Nacional para el Desarrollo Sostenible ha llevado agua potable a través de veintiún proyectos a los que dio continuidad en esta administración. Un trabajo en conjunto con moradores y autoridades locales

Dotar de agua potable a comunidades de difícil acceso ha sido la principal tarea del Consejo Nacional para el Desarrollo Sostenible (Conades) en apoyo al Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN) y a la Dirección del Subsector de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario (Disapas) del Ministerio de Salud en el presente quinquenio.“Toda obra iniciada debe ser terminada, son órdenes expresas del presidente de la República, José Raúl Mulino, que todas las obras sean entregadas cuanto antes”, destaca Antonio Tercero González, director de Conades.

Son 21 los proyectos inconclusos que la actual administración recibió y a los que se le ha dado curso para beneficio de las comunidades involucradas.

Atendiendo este mandato, ya son varias las obras que se han visto concluidas. En el distrito de Barú, las comunidades de Baco, Berba y Corotú se han visto beneficiadas por un proyecto de acueducto cuya orden de proceder data de noviembre del 2018.

“Contempla una parte de agua potable y otra parte sanitaria y de alcantarillado; el alcantarillado va acompañado de su planta de tratamiento de aguas residuales, porque este requerimiento está dentro de la normativa que rige el Ministerio de Ambiente y dentro de las especificaciones del IDAAN que es quien nos va a recibir la obra”, detalla el arquitecto Carlos Joel Morales, director de Arquitectura e Ingeniería del Conades. “El proyecto, con un presupuesto de 6 millones 195,000 ya está funcionando, está en un 98% de avance y actualmente estamos concluyendo con las pruebas de calidad de agua”. Este solo proyecto ha impactado a unas de 10,800 personas.

En el distrito de Macaracas, provincia de Los Santos, se ha impactado a tres poblaciones: Leales, Botoncillos y Chupá. En el caso de Chupá, se ha coordinado con el IDAAN los planos para los ramales y un tanque de 25,000 galones. La población de las comunidades de Botoncillos y Leales, en un área muy apartada y con grandes necesidades, se estima en 900 personas.

“Este proyecto lo retomamos con un 5% de avance. Actualmente está en 78%”, dice el arquitecto con satisfacción. Estas comunidades dependen actualmente del agua que reciben solo 3 veces a la semana. Las gestiones se hicieron a través de la JAR. “Con el Minsa hemos tenido las conversaciones para que nos agilicen la aprobación de los planos”, informa Morales.

En la comarca Ngäbe Buglé están las plantas potabilizadoras de Soloy, en el distrito de Besikó y la de Buenos Aires, en el distrito de Ñürüm. La planta de Soloy tiene una producción diaria de 4 millones de galones de agua y beneficia a más de 20,000 personas de 13 comunidades. “La planta de Buenos Aires beneficia a más de 20,000 personas en unas 35 comunidades. Ambas ya están en fase de operación y mantenimiento y el IDAAN se ha comprometido a recibirlas”, comenta Morales.

En Los Pozos, provincia de Herrera, el proyecto de sistema integral de agua potable, que data de 2016 y se encontraba detenido, ha logrado avances importantes luego de que se desataran algunos nudos burocráticos. “Muchas veces son situaciones administrativas que requieren de empeño y de insistencia, muy necesarias para darle avance a un proyecto que la comunidad lleva casi 10 años esperando”, comenta. “No se paró ningún proyecto que tuviera avances y que correspondiera a comunidades con necesidades de agua. A quienes se les hace daño es a las comunidades. Son proyectos país, hay que echarlos a andar”, insiste.

Y a estos, hay que sumar los nuevos levantamientos que se han hecho y que benefician a más de 950 comunidades atendidas. Un debido mapeo es el paso inicial para desarrollar de la forma más adecuada un proyecto.

“Necesito conocer la situación de cada comunidad para poder actuar y adaptar los proyectos a la situación real de cada una”. Establece Morales. Cada comunidad tiene características únicas, no solo en términos geográficos, sino también culturales y cada uno requerirá de un proyecto a su medida.

Por y para las comunidades

Cada uno de estos proyectos responde a una gran necesidad. Por ello, el trabajo conjunto con las autoridades locales es vital, así como escuchar a la comunidad y acompañarla durante la ejecución de cada uno de estos proyectos.

“Un proyecto nace con la solicitud de una comunidad. Generalmente son los gobiernos locales los que generan las solicitudes”, explica el arquitecto.

Luego se envía al equipo técnico al lugar y se estudia la cantidad de población. “Se toma en cuenta mucho la topografía y la conformación o morfología de las comunidades. Esto ayuda a ir estimando los costos y las necesidades específicas”, menciona Morales.

Datos como qué tipo de energía y cuánta será necesaria para mantener el proyecto son vitales. “No podemos poner sistemas sofisticados que luego la comunidad no va a poder mantener. No estaríamos cumpliendo con los objetivos de desarrollo sostenible”, sopesa.

“Ahora estamos incorporando paneles solares, energía limpia, cuestión de que tengan un mantenimiento más económico, sostenible”, asegura.

Proyectos como los de Macaracas están incorporando unidades fotovoltaicas. La comunidad no afronta una factura de energía eléctrica y los fondos que obtiene a través de la Junta de Acueducto Rural y con el apoyo de la Junta Comunal se utilizará para el mantenimiento de los paneles solares.

El aspecto social

Muy de la mano con el aspecto técnico, financiero y administrativo de los proyectos, va el aspecto social. Y por ello es muy importante conocer y escuchar a la comunidad. Por una parte, saber cuáles son sus necesidades primordiales y por otra, estar seguros de que ella comprenda qué implicancias tiene este proyecto.

“La factibilidad de un proyecto tiene que contemplar la voz de la población. Ellos tienen que saber qué contempla el proyecto y decidir si están dispuestos o si tienen los recursos para hacerlo”. Señala. Dependiendo de las necesidades del proyecto, en algunos casos habrá que hacer adecuaciones en la propiedad o pagar algún servicio. “El estudio no se ve, pero valida tanto el diseño como la construcción”, reflexiona.

Por ello, cada proyecto debe iniciar escuchando la voz de la comunidad. “Es lo que hacemos cuando vamos al campo, ir de casa en casa, a veces nos invitan a la consulta ciudadana, para ilustrarles qué contempla el proyecto y que ellos tomen la decisión. Le pedimos a las juntas comunales que validen la información con encuestas”.

Juntas de Acueducto Rural al día

Para que se pueda dar curso a proyectos de acueducto en comunidades rurales, debe haberse constituido una Junta de Acueducto Rural (JAR) debidamente registrada con su personería jurídica. En muchos casos esta formalidad no se cumple o su información no está actualizada y esto trae como resultado demoras notables a la hora de solicitar un proyecto.

“Por instrucciones del secretario de Conades un equipo de abogados se ha reunido con los representantes de las JAR de comunidades remotas en Veraguas para capacitarlos en cuanto a los requisitos para este trámite, que tengan los documentos necesarios, tengan su estatus en orden y les den su sello de funcionamiento”.

Se brinda el apoyo técnico a través de ingenieros y arquitectos, así como el apoyo legal para que a la hora de presentar los proyectos en el MEF todo esté en orden. También se verifica de antemano que los terrenos donde se levanten los tanques de agua o por donde deban pasar las tuberías estén legalizados.

“Es un trabajo arduo”, admite Morales. “Todo lleva su trámite, pero si no empezamos no se logran las cosas. Muchas comunidades colaboran y tienen el apoyo de los gobiernos locales porque la gente quiere su agua. Y lo mínimo que podemos hacer es ayudarlos, respaldando, no solo llevando el proyecto, sino también la antesala del proyecto”.

Reparaciones y mejoras

El apoyo a través de Conades se da también a comunidades rurales que requieren mejorar su acueducto ya existente, sea con reemplazo de tuberías o de algún tipo de equipo.

“En Guzmán de Natá de los Caballeros, ya dejó de tener vigencia un inversor fotovoltaico; Se lo conseguimos, buscamos, cotizamos, hicimos todo el proceso transparente, cotización en línea, al que se lo ganó, se le adjudicó y así y procedimos”, detalla.

Usualmente las juntas comunales aportan un listado de suministros que es verificado luego, con una inspección. De estar todo en orden se procede a hacer la requisición y a subir la orden de compra correspondiente.

“Hemos estado en Boquete, las inundaciones del 2024 en noviembre fueron fuertes en El Francés y algunas comunidades de Alto Boquete sufrieron deslaves que rompieron las líneas”, cuenta Morales. Este año, además de Natá, se aportaron suministros en Colón en Barrio Sur, en Menchaca, provincia de Herrera; La Palma en Los Santos y en Darién, en Metetí, Yape, Yaviza, Cucunatí, Río Congo y Jaqué.

En comunidades muy remotas se ha solicitado el apoyo de otras instituciones para que apoyen con el transporte de los materiales. “Con poco se hace mucho y a veces uno piensa que es poquito, pero para las comunidades es una ayuda muy grande por haber estado esperándola por tanto tiempo”, afirma.

Unas 53,000 personas de 16 comunidades se han visto beneficiadas en la primera ronda de suministros aportados por Conades. “Si no es con proyectos, beneficiamos con suministros. Poco a poco vamos apoyando a las comunidades que así lo necesiten. Queda por parte de ellas estar vigilantes y cuidar esta inversión que es la que les llevará el agua y mejorará su vida”, concluye.

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