El legado de trabajo y esperanza del doctor Danilo Espino

Actualizado
  • 21/11/2023 12:04
Creado
  • 21/11/2023 12:04
El legado de trabajo y esperanza del doctor Danilo Espino
Espino, desde sus inicios en el Centro de Salud de Veranillo, se destacó por ser médico visionario.

Danilo Espino, el doctor de las “manos milagrosas” se describía así mismo como un campesino oriundo de Los Higos, de Pedasí, en Los Santos, cuya mayor fortuna fue haber nacido en el seno de una familia forjada por su padre, Arturo, y su madre, Berenice, quienes lo encaminaron y alentaron a estudiar para lograr la superación personal.

Se entregó sin reserva, con decisión y pasión a lo largo de su vida profesional a la atención de pacientes con heridas y úlceras y luchó por crear la Clínica de Heridas del Pie Diabético, en el Centro de Salud de Veranillo, impactando a cientos de pacientes con esta enfermedad, que hoy reconocen su legado. Fue un médico de vocación, calidad y esencia humana excepcional.

Espino, desde sus inicios en el Centro de Salud, se destacó por ser médico visionario, al preparase y trabajar incansablemente hasta convencer en marzo de 1981 a la Dirección Médica del Centro de Veranillo, sobre la necesidad de habilitar un espacio, para brindar atención a pacientes crónicos y diagnosticados con Diabetes Tipo 2; es así, como se da apertura a una nueva cartera de servicio, beneficiando a toda una comunidad.

El trabajo no fue fácil, por los escasos recursos con los que contaba. No escatimaba esfuerzos para solicitar ayuda para obtener los insumos necesarios para las curaciones, a familiares y amigos, incluso hasta llegar a tener una alcancía, en su escritorio, para asegurar la atención a sus pacientes. ¡Así era el doctor Espino!

Su inestimable labor, fue conocida por las autoridades de salud, lo que dio como resultado el apoyo oficial de insumos para la Clínica y el inicio de servicios en la sección para Ostomía e Incontinencia.

Ciertamente su fe en Dios y en su palabra le permitieron ser resistente a los desafíos, que su vocación de servicio requería. Su vida y sus logros, confirman su convicción de que Cristo era más que suficiente para él; cuando frente a los desafíos y retos hacia realidad, lo que expresa Filipenses 4: 13, “Todo lo puedo en Cristo quién me fortalece”.

Nunca dudó en atender a quien solicitaba su ayuda, misma que brindaba ya sea en su hogar o visitando al paciente

Para Eduardo Arturo, Gabriel David y Daniel Andrés, sus amados hijos, fue un padre que los acompañó en cada paso, que siempre profesaba lo orgulloso que estaba de cada uno de ellos. Cuando hablaba de sus hijos, sus ojos brillaban e iluminaban su rostro.

Sus tres hijos son capaces de admirar las huellas del camino que les fue dejando atrás.
Priorizaba las necesidades

Espino sin duda alguna, les cimentó raíces fuertes y profundas para enfrentar la vida. Con su testimonio de vida, les enseñó que el brindar un buen trato, el respeto al prójimo, la humildad y el amor del Señor en sus corazones, les permitirá derribar el mundo y sobrepasar todos los obstáculos que se crucen en su camino. Y les seguirá enseñando en cada persona, amigo, paciente, que les hablé de él, de su vocación, de su don de gente y generosidad que lo caracterizó.

Y hoy, ya los tres adultos, indudablemente son capaces de admirar las huellas del camino que les fue dejando atrás, y las otras huellas –amorosas e invisibles– que moraran para siempre en los más genuinos y atesorados recuerdos, de su siempre héroe, su Papá!.

Convencido de que nuestro Señor, escuchaba su clamor y lo capacitaba en sabiduría, vivió con profundo sentido de gratitud, como el hombre de fe que era.

Su legado de fe, esperanza y compasión por el prójimo perdurará, en nuestros corazones, inspirándonos a vivir vidas que reflejen la bondad y la gracia de nuestro Señor.

Nuestro compromiso para honrar su memoria: ¡Dar a conocer, preservar y difundir el hermoso legado del doctor de las manos milagrosas! Danilo Espino, quien ahora descansa en la preciosa presencia de las manos del médico divino: ¡Nuestro siempre bueno y fiel Señor!

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