La equidad que no llega a las mujeres

Actualizado
  • 18/10/2009 02:00
Creado
  • 18/10/2009 02:00
PANAMÁ. María puede ser el nombre de cualquier mujer trabajadora doméstica en nuestro país.

PANAMÁ. María puede ser el nombre de cualquier mujer trabajadora doméstica en nuestro país.

Sus labores cotidianas son tan variadas como agotadoras: lavar, trapear, planchar, limpiar la casa, acomodar las camas, cocinar y cuidar dos niños.

“Es un gran peso mal remunerado”, señala Rosina Pérez, abogada y ex directora del Instituto Nacional de la Mujer (INAM).

El comentario surge tras conocerse que los panameños ganan 13.6% más dinero que las mujeres, de acuerdo con un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que advierte la brecha salarial existente por razón de género en Latinoamérica.

La experta considera que los pocos hombres que realizan labores domésticas “remuneradas” ganan más que las mujeres; e incluso, con ciertas prerrogativas.

“La mayoría del trabajo doméstico remunerado lo hacen mujeres que ganan por debajo del salario mínimo establecido por ley en el país”, destaca la licenciada Pérez.

COMPARACIÓN

La última revisión efectuada en el 2007 ubica en 134 dólares el salario mínimo por servicio doméstico en las ciudades de Panamá, San Miguelito y Colón. En el resto del país, el monto llega a sólo 121 dólares mensuales.

Un vistazo al salario mínimo en el sector público, establece una diferencia de 191 dólares respecto al de las trabajadoras domésticas.

“Esto es inaudito”, sostiene la ex directora del INAM. Mientras una Comisión de Salario Mínimo trata de establecer la nueva tasa a pagar a los trabajadores del país, parece que las empleadas domésticas no tienen quién las defienda.

AVANCES Y RESABIOS

La ex diputada Teresita Yanis de Arias advierte algunos avances en materia salarial para las mujeres, pero aún considera que existe un “resabio cultural” que impide la anhelada igualdad.

Esta situación, explica Yanis de Arias, se debe a que en el caso de las mujeres, “hay patrones que piensan que cargar con la atención de sus familias, las mujeres serán menos eficientes y pedirán más permisos. Esto se resolvería, si el hombre compartiera la atención hogareña y el cuidado de los hijos”.

La incidencia del factor cultural en la brecha salarial que separa a hombres y mujeres panameños es una tesis que comparte también la ex magistrada de la Corte Suprema de Justicia, Graciela Dixon.

Sin embargo, considera que a medida que la mujer encuentre los espacios de superación, educación y profesionalización, las diferencias disminuirán paulatinamente.

“En Panamá, ya son muchas las mujeres que ocupan puestos de alto perfil y responsabilidad; es un avance que se debe a que hay más mujeres preparadas en el país”, señaló la abogada.

Los avances del sistema, no obstante, parecen estar aún lejos de aquellas que sudan en casa para ganar el dinero.

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