Obrero casi muere aplastado

Actualizado
  • 31/08/2008 02:00
Creado
  • 31/08/2008 02:00
PANAMÁ.Era aproximadamente la 1:40 minutos cuando Guillermo Marín, un hombre de 31 años se dispuso a reparar una tubería averiada en una...

PANAMÁ.Era aproximadamente la 1:40 minutos cuando Guillermo Marín, un hombre de 31 años se dispuso a reparar una tubería averiada en una casa del residencial Limajo, entrando por Condados de Rey donde labora actualmente como obrero de la construcción.

Marín se ubicó en una zanja de tierra y comenzó a picar el terreno, a su lado había una muralla hecha a base de bloques y concreto que servía para retener la tierra de un lote alto de la vivienda contigua a dicha residencia.

Mientras hacía la maniobra, el peso del terreno venció la muro y el obrero quedó sepultado de la cintura hacia abajo.

Sus compañeros inmediatamente intentaron sacarlo pero no fue posible, sin lastimarlo. Por eso a la llegada del unidades del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), la Cruz Roja Nacional y el Cuerpo de Bomberos fue necesario utilizar una retroescavadora que levantara la pesada estructura.

Tres horas entre directrices y órdenes pasaron hasta que Marín quedó a salvo. El rostro de angustia no sólo se le reflejaba en él, sino en todos los que presenciaban el rescate.

Aunque a Marín le colocaron una mascarilla para facilitarle la respiración, pedía que lo sacaran así fuera que perdiera las piernas en el intento.

Su rostro comenzó a ponerse rojo por el peso y el esfuerzo que requería el estar atrapado sin poder respirar normalmente.

Pero finalmente entre la fuerza de sus compañeros que atravesaron tablas de madera para hacer espacio y liberarlo de la presión que sufría, fue sacado y trasladado al Hospital de San Miguel Arcángel, en San Miguelito.

Luis Franscisco Sucre, director del Sinaproc dijo que “ gracias a Dios el obrero presentó una condición bastante estable, solo estaba un poco traumatizado.

Jair Camarena, miembro del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción (Suntracs) no perdió oportunidad para denunciar que la falta de seguridad en las construcciones todavía persisten.

“A los empresarios no les interesa el problema de la seguridad ni la vida de los trabajadores sino la rapidez con que se realicen los trabajos.

Irónicamente los dueños del proyecto no se presentaron al lugar del accidente en todo el tiempo que demoró el rescate.

Cuando la ambulancia partió hacia el hospital, los compañeros de Marín prefirieron abandonar la obra.

Recogieron las herramientas y notablemente preocupados miraban el espacio que pudo haberles costado la vida a cualquiera de ellos. “Estas son las cosas que uno tiene que pasar” dijo uno, y como queriendo olvidar lo sucedido, le silvó a otro amigo e hizo una señal con el brazo, acompañada de la expresión: ¡Vámonos!

En lo que va de año 30 obreros se han accidentado.

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