Reflexiones sobre Panamá y su crisis ante el mundo

Yo diría que después de junio de 1987 este Panamá, ha amanecido con una nueva sociedad, protagonista, participativa, todo el mundo se siente más responsable, todo el mundo es más partícipe de la lucha por su propio destino
Reflexiones sobre Panamá y su crisis ante el mundo

Otra reflexión que creo es oportuna, es plantear la posición de Panamá ante el mundo con motivo de la crisis que nos sacude desde junio de 1987.

La crisis se inicia con las declaraciones del coronel Díaz Herrera.

El coronel Díaz Herrera dijo muchas cosas. A mi juicio lo que convulsionó de una manera más directa al pueblo panameño fueron sus declaraciones en torno a los procedimientos seguidos para perfeccionar el fraude electoral de 1984.

Cuando Díaz Herrera expresa al país que en su residencia los Magistrados del Tribunal Electoral perfeccionaron el fraude, el país se conmocionó. Hubo una reacción popular de indignación, hubo una reacción de los partidos, y allí en ese momento, a mi juicio el Dr. Arnulfo Arias actuó con la oportunidad debida.

Hizo una convocatoria para que todo el pueblo se congregara al frente de la emisora KW Continente y se planteó a través de Radio Mundial, por conducto de Jorge Pacifico Adames y de Guillermo Endara, que en ese acto se le iba a poner la banda presidencial al Dr. Arnulfo Arias. El pueblo salió a la calle en esa ocasión y en la calle todos fuimos protagonistas, nos enfrentamos a una Guardia, a un Ejército que consideró desde un inicio que el movimiento que se iniciaba por la indignación causada por las informaciones del fraude era la confirmación de algo que todo el mundo sabía, iba a crecer a nivel nacional. Y la Guardia desde un primer momento diseñó su estrategia, y ella indicaba que había que disolver todos los movimientos populares que llevará a la revisión de las actas que era el objetivo político del Partido Panameñista Auténtico y de toda la oposición, incluyendo a la Cruzada Civilista.

Y los Partidos Democráticos de América Latina comienzan a indagar sobre lo que ocurría en Panamá y comienzan a hacer una revalorización de lo que realmente era el gobierno que nos desgobierna desde 1968.

Comenzó a cambiarse la imagen del Gobierno de Panamá, y comenzamos nosotros a sentir la solidaridad muy creciente de los gobiernos, de los pueblos y de los partidos democráticos porque comenzaron a conocer la verdad íntima de Panamá.

En el campo interno logramos con motivo de esas luchas, iniciadas en junio, la unificación de los sectores políticos, todos los partidos políticos, toda la dirigencia, y la Cruzada Civilista y todos los sectores de base de la Cruzada Civilista, más de cien organizaciones, estaban identificados con propósitos muy definidos.

El mundo comenzaba a vernos con otros ojos, llegaba la solidaridad y no había la menor duda que el panameño se sentía optimista en su lucha para dar al traste con el gobierno militar.

Yo considero que hubo un movimiento “maquiavélico” que a la postre me viene a decir a mí que la Administración Reagan nunca ha dejado de apoyar al gobierno militar que rige en Panamá como la comisión de ciertos actos que revelaban una paradoja, de un dar sin dar, de un dar apoyo sin dar apoyo o como la actitud que yo califico de bastante insolente de la gestión diplomática del Embajador de los Estados Unidos en Panamá y que tuvo la consecuencia de ir creando reservas en el mundo exterior; lo que ya era un apoyo al pueblo panameño lucha antimilitarista y democrática, iba tornándolo en una especie de nueva interrogante. ¿Qué es lo que ocurre en Panamá? Si se están anunciando tantas líneas políticas del Gobierno Norteamericano con relación a Panamá como que da la impresión de que hay algo en el trasfondo de la crisis panameña.

Cuando se estaba en lo que yo calificaría el pináculo de la lucha del pueblo, de toda la sociedad, porque cuando yo hablo de pueblo hablo de toda la sociedad, de todos los sectores sociales, porque en esta lucha todos los sectores han estado comprometidos como ahora mismo todos los sectores están sacrificados, se inicia en Estados Unidos el juicio a Noriega.

Para algunos sectores internos el juicio a Noriega era el inicio de la liquidación de Noriega y surgieron expectativas no razonables.

El juicio a Noriega logra de inmediato convertir a Noriega en un hombre acorralado. Y en un hombre que se dedica entonces a buscar cualquier tipo de mecanismo y de recurso para evitar salir del país y mantenerse en el poder.

A renglón seguido de ese juicio, que a nadie se le ha dicho porque no ha seguido, y nunca más se ha hablado de ese juicio, se inicia una amenaza de intervención. Y mandan helicópteros y mandan tropas extranjeras y el efecto de esa línea de la política exterior de la Administración Reagan fue la de darle a una Administración y a una dirigencia totalitarias que estaba siendo censurada por el mundo democrático, se le da la oportunidad en bandeja de plata de levantar banderas en las cuales no creen, que son las banderas nacionalistas.

Ante semejante giro, las izquierdas antidemocráticas oportunistas, vendidas y burocratizadas de América utilizan tales banderas, dan caja de resonancia a nivel mundial y proceden a darle un respaldo al gobierno panameño y a producir un enredo colosal, hasta el punto de que el Senado democrático de Argentina apoya al gobierno panameño frente a la intervención presunta norteamericana. El Senado democrático del Perú, apoya al gobierno panameño ante la presunta intervención norteamericana, el Senado de México, y los partidos democráticos de América Latina se olvidan de la lucha por los derechos humanos en Panamá, se olvidan de la lucha por la democracia en Panamá y se embarcan con énfasis en un respaldo que es lo que más seduce a estos sectores, que es gritar contra el imperialismo yanqui, y dejar de ser solidarios reales a la lucha por los derechos humanos del pueblo panameño.

Frente a esta situación Panamá es escenario de una sucesión interminable de doble congresos de “Demócratas” de América Latina, de “bolivarianos” de la América Latina, todos y dirigidos hábilmente por el comunismo internacional y se proyecta una imagen totalmente distinta a la que había logrado que se proyectara el pueblo panameño con motivo de sus luchas que se iniciaron en junio de 1987.

Sin embargo, la misión de ciertos sectores diplomáticos, el papel divulgador de algunos dirigentes políticos, nacionales y latinoamericanos el papel divulgador de los embajadores de algunos gobiernos democráticos, hizo posible que los gobiernos del llamado grupo de los ocho exigiera algún tipo de prueba de que en Panamá realmente había un respeto a los derechos humanos, había un respeto al proceso democrático y el grupo de los ocho ha demandado, del gobierno panameño, como condición para su reincorporación al llamado grupo de los ocho, que en Panamá se celebren elecciones democráticas en mayo de 1989.

De allí que ahora nos encontramos ante el fenómeno de que un gobierno que no respeta ninguno de los valores de la democracia, ninguno de los distintivos propios de la democracia como la alternabilidad o la elección libre; que está totalmente distante del buen ejercicio de los derechos políticos; este gobierno, tiene toda su línea política, trazada hacia las elecciones de 1989.

Pero no porque crea en las elecciones como una alternativa cierta para que el sistema actual tenga un cese y venga entonces la voluntad mayoritaria a imponer su deseo, si no para complacer las exigencias del grupo de los ocho y para continuar orientando la imagen que es un gobierno donde hay un juego democrático, donde existen partidos de oposición y partidos del gobierno, donde el pueblo se aboca a reformas electorales y donde hay una inquietud electoral como preludio de la gran fiesta “democrática” de mayo de 1989.

De modo paralelo a estas gestiones en el mundo exterior, la Administración Reagan comete otro grave error en perjuicio de la unidad de la oposición panameña, y la comete cuando le exige a la oposición panameña que deje de apoyar la legitimidad de Arnulfo Arias y se embarque con la legitimidad de Delvalle.

Los que no estuvimos de acuerdo con la legitimidad de Delvalle nos señalaron de divisionistas, pero nosotros no podíamos admitir en forma alguna que el pueblo panameño que se había enfrentado con arrojo, que había dado el espectáculo de una nueva generación que se convierte en protagonista de esta lucha, no podíamos en forma alguna proyectarles la idea de que de la noche a la mañana cambiábamos una legitimidad por otra, porque así convenía a los intereses de los Estados Unidos, y de que se podía a través de ese cambio de legitimidad, darle la salida política al pueblo panameño con la presidencia del señor Delvalle.

Todo esto me lleva a mí hacerles a ustedes una reflexión en torno a este problema de Panamá ante el mundo. Nosotros no podemos seguir actuando en política si no somos protagonistas nosotros mismos de todo nuestro quehacer político.

Si nosotros no logramos diseñar nuestros propios objetivos, si no damos un alto al triste espectáculo de que todo el mundo quiere meter sus narices en Panamá y nos las meten, y se da la impresión de que somos un pueblo incapaz de autodeterminarnos y que toda la solución nos viene de afuera y que todas las pretendidas solucionen escapan al talento, al protagonismo de los propios panameños, entonces estamos condenados a ser vistos en el mundo exterior como un grupo indigno de autodenominarse Estado, e indigno a lo mejor, de poder tener el papel no solamente de conducir un pueblo si no de administrar un canal.

Y todo ello es posible dentro de las realidades, o dentro de las posibilidades o dentro del mundo de las conjeturas o de lo que realmente busca la política exterior norteamericana.

Pero los panameños sí podemos conducirnos, sí podemos resolver nuestros problemas, sobre todo este Panamá nuestro, que ha demostrado en los últimos tiempos que tiene juventudes y ciudadanos lo suficientemente patriotas y responsables.

Yo diría que después de junio de 1987 este Panamá, ha amanecido con una nueva sociedad, protagonista, participativa, todo el mundo se siente más responsable, todo el mundo es más partícipe de la lucha por su propio destino. Ya hasta sociedades como la APEDE que me da hoy su tribuna, como los Kiwanis, o como el Club de Leones o como los Rotarios, no se dedican únicamente a obras de beneficencia, ya no únicamente se dedican a celebrar los cumpleaños de sus miembros, o a filosofar, o a apreciar al mundo contemplativamente, o a cumplir tareas útiles en la sociedad, se dedican a algo más importante, se dedican a hacer la política , porque si no la hacen ellos otro se la hacen a ellos y cada cual debe actuar según sus intereses con la evidente prioridad de los intereses patrios.

Este país como decía Aníbal Ponce, como todos los países, “son barcos que navegan”, y en los días actuales son barcos que navegan en mares muy procelosos, y los que piensan que no les incumbe a ellos la dirección de la nave, que es la República, que no les incumbe a ellos quién sea el capitán, son unos inciviles y sí piensan que metiéndose en su camarote, que es su finca, que es su negocio, que es su empresa, no van a hundirse con el barco se hunde, es cuando se llega a comprender la intensidad de la propia irresponsabilidad.

De allí que sea estimulantemente los juramentos que ahora hace esta Sociedad, APEDE, a sus miembros, cómo escuchamos hace unos instantes a Robert Brenes, “Jura usted cumplir con los propósitos de la democracia en Panamá, los ideales etc”., hay un cambio, hay una sociedad nueva la que ha amanecido en Panamá, y sobre todo, hay que entenderlo bien, una sociedad con un 75% u 80% de gente joven que no tiene ningún tipo de compromiso con el pasado y quiere una patria que le abra avenidas para su propia realización.

La reflexión es esa, somos panameños capaces, o no lo somos, somos capaces de dirigir nuestras propias rutas y de construirlas, ¿o necesitamos que de afuera nos vengan a imponer soluciones? ¿No nos exhibimos cada vez que se dice que funcionarios de los Estados Unidos dialogan con Noriega la solución de la crisis? ¿Cuáles son los intereses que se negocian? ¿Quién garantiza los nuestros? ¿Por qué tienen que ser funcionarios foráneos? Por qué tienen que ser mexicanos, o cubanos o nicaragüenses, o norteamericanos, de la nacionalidad que fuere; ese papel es nuestro papel, es nuestra obligación, que la adquirimos el 3 de noviembre de 1903 cuando nacimos como Estado.

Reflexiones sobre Panamá y su crisis ante el mundo
FICHA
Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:
Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia
Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé
Fallecimiento: 14 de noviembre de 2008, Ciudad de Panamá
Ocupación: Abogado, periodista, docente y político
Creencias religiosas: Católico
Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga
Resumen de su carrera: En 1947 inició su vida política como un líder estudiantil que rechazó el Acuerdo de bases Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y dirigente de la Cruzada Civilista Nacional. Fue reconocido por sus múltiples defensas penales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden de Manuel Amador Guerrero, la Justo Arosemena y la Orden del Sol de Perú.
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