Santiago Paz: 'Los países receptores de migrantes deben desarrollar políticas de inclusión y cohesión social'

Actualizado
  • 06/03/2021 00:00
Creado
  • 06/03/2021 00:00
El jefe de Misión de la Organización Internacional para las Migraciones en Panamá menciona sin titubeos que la xenofobia se combate “a través de sinergias y conexiones con las personas”, y analiza la migración como un espacio de intercambios y crecimiento sociocultural

Para Santiago Paz, jefe del Centro Global Administrativo de la Organización Internacional para las Migraciones en Panamá, los desplazamientos migratorios responden a causas como la violencia, disparadores sociopolíticos y económicos o a la necesidad de edificar mejores oportunidades. 

En este marco, durante una entrevista para Espacio Gente, el jefe de Misión del organismo con casi 30 años de experiencia en materia internacional destaca la obligatoriedad de cumplir con el trato humanitario respaldado por instrumentos internacionales, así como por las convenciones de derechos humanos y el 'Pacto mundial para una migración segura, ordenada y regular', que Panamá adoptó en 2018, llevando una mirada responsable que recae en el desarrollo de políticas de acogida inclusivas. Además, remarca como prioridad el principio de trato humanitario como “el respeto de los derechos de las personas sin importar su condición migratoria, etnia, religión o género”.

Anualmente miles de personas huyen de condiciones adversas en países como Honduras, El Salvador y Guatemala. De este triángulo de Centroamérica se dirigen hacia el norte, buscando un futuro mejor. ¿Qué podría detallar sobre las bases de este fenómeno?

Más que llamarle fenómeno es una realidad. Una realidad migratoria que siempre tiene una tridimensión del país de origen, el de tránsito y el de destino. La migración debe ser estudiada y analizada desde estas tres ópticas y entender cuáles pueden ser sus causas, como la violencia, una situación política, económica o social, o simplemente buscar un futuro mejor para el migrante y su familia. Entonces esas son las tres dimensiones que tenemos que ver. En el caso de los países a los que haces mención, por hábito y tradición han sido migrantes y precisamente buscan lo que nosotros llamamos 'el sueño americano' que es un mejor futuro, bienestar a nivel de vivienda e ingresos, para ellos y para los suyos.

¿Quiénes son los más vulnerables en la migración?

En primer lugar los niños y adolescentes, entre los cuales también pueden estar no solo los menores que viajan con sus círculos familiares, sino los no acompañados; también estamos hablando de mujeres y mujeres embarazadas; estos son los principales grupos que pueden ser abusados psicológica e incluso, sexualmente.

¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrentan las personas en condición de movilidad?

En la actualidad tenemos un factor determinante que es la covid-19. En segundo lugar, hay que entender cuáles son los canales de migración: puede ser un canal regular, donde las personas ingresan por los puertos de entrada, pero también está la migración irregular que enfrenta varios desafíos como el tráfico de personas, pasar por puntos ciegos de control, ayudados por traficantes de personas o 'coyotes', donde pueden ser vulnerados sus derechos al no estar en condiciones adecuadas de salud, alojamiento y alimentación.

¿Qué es un trato humanitario? ¿Qué mecanismos emplea la ONU a través de la OIM para velar por su cumplimiento?

Es el respeto de los derechos de las personas sin importar su condición migratoria, etnia, religión o género. El trato se basa también en instrumentos internacionales, uno de ellos es el 'Manual Esfera' que se aplica en situaciones de crisis humanitaria, y también la aplicación de herramientas como las convenciones de derechos humanos y los acuerdos como el 'Pacto mundial para una migración segura, regular y ordenada' y estamos precisamente colaborando para que los países miembros puedan implementarlo de una manera adecuada.

¿Por qué el tema migratorio debe ser tratado como una problemática de derechos humanos?

No siempre tenemos que ver la migración como problemática, sino como un beneficio, no solo para las personas sino también para la sociedad. Cuando hablamos de un beneficio nos referimos a un enriquecimiento de cultura, nacionalidad, hábitos, lenguaje, arte, pero también existe el cómo se gestiona una migración segura, regular y ordenada, y es a través de políticas migratorias consensuadas no solo a nivel nacional, sino regional, y que posibilita a los países y a los migrantes trasladarse de una forma que les permita respetar sus derechos.

Santiago Paz reúne casi 30 años de experiencia en asuntos internacionales y en el estudio del fenómeno migratorio.
Sobre los migrantes que transitan a través de Darién, ¿cómo les ha afectado la pandemia?

El cierre de fronteras ha sido uno de los elementos gravitantes para que muchos de los migrantes puedan quedarse varados en los países de tránsito. En segundo lugar, la zona de Darién, denominada precisamente 'tapón de Darién' es muy peligrosa no solo por lo tupido de la selva, sino por la presencia de grupos que pueden generar negocios ilícitos o violencia en la frontera. Estos son efectos cíclicos que coinciden con las épocas lluviosas y secas de la selva; hay picos en épocas secas porque la vegetación se reduce y el caudal de los ríos baja, mientras que en época lluviosa hay más lodo y la vegetación aumenta.

Conectando con uno de los puntos anteriores, donde mencionaba que la migración no debe ser vista como una problemática, debo referirme al caso venezolano donde más de los 4,3 millones de los aproximadamente 5,2 millones de refugiados y migrantes venezolanos que han escapado del complejo panorama sociopolítico y económico de su país de origen, siguen estando en América Latina o en el Caribe, ¿cuál es su evaluación en torno a este caso cada vez más dramático?

Si nos referimos a la región, es una que no estaba familiarizada con la recepción de migrantes, entonces eso generó una transformación en cuanto a realidades migratorias a la que los países no estaban acostumbrados. De ahí se preparó un plan de respuesta muy ambicioso y ajustado a la realidad, que fue establecer una plataforma regional de respuesta a población migrante y refugiada venezolana en la que precisamente estamos bajo un coliderazgo de OIM y Acnur para preparar planes de respuesta no solo a nivel regional, sino a nivel del país, donde se entienden las problemáticas y se identifican cuáles pueden ser los planes de respuesta para proteger y garantizar los derechos de la población venezolana en los países de tránsito y de destino.

¿Cuál es el rostro humano de la migración y cómo se sobrepone el migrante cuando abandona su país de origen?

La primera motivación es salir adelante y creo que lo importante es saber cómo puede lograrse y ahí surgen las necesidades de un trabajo decente, de tener condiciones de vida adecuadas como alojamiento o vivienda, alimentación, educación, y también estamos hablando de apoyo psicosocial. También vemos cómo podemos impulsar no solo fuentes de trabajo a través del empleo, sino de entendimiento y orientación legal para decir qué derechos y obligaciones tiene la persona migrante y saber a qué otros servicios o beneficios podría acceder en determinados países.

Conversemos sobre periodismo, comunicación y el tratamiento informativo de la migración. Tuve la oportunidad de platicar con una representante del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional quien veía con gran preocupación, a raíz de un estudio de medios llevado a cabo en la región centroamericana, la manera en que desde la prensa se criminaliza o victimiza a los migrantes. Ella hacía un llamado a volver al sentido humano del periodista, ¿usted comparte esta reflexión?

Sí, creo que aquí en cada uno de nosotros está combatir ciertos problemas que se están generando. Uno principalmente es la xenofobia, y ¿cómo se combate la xenofobia? En primer lugar a través de la prevención, con ello me refiero a campañas de sensibilización a la comunidad migrante y receptora en cuanto a que al final somos seres humanos que buscamos el porvenir y un mejor futuro para nosotros y nuestras familias, y cómo nos podemos adaptar a ciertas culturas que un migrante tiene que asumir cuando llega a otra nación. También se refiere a la educación y a cómo podemos formar comunicadores, cómo podemos formar a los niños y adolescentes, y decir que al final no importa una nacionalidad, una religión o un género, sino saber cómo me relaciono con otra persona; al final podemos ser amigos, no necesariamente adversarios o rivales; tenemos que generar sinergias y muchas conexiones con todas las personas.

¿Qué tipo de políticas de acogida deben desarrollar los países de la región que suelen ser receptores de migrantes en masa, como el caso panameño?

Una política de inclusión y de cohesión social. Indudablemente. Donde uno tiene que adaptarse a las realidades que se están generando en cada uno de los países y ver cómo podemos contribuir para que esa cohesión sea cada vez más efectiva y romper las barreras. Tenemos la bondad de estar en un país muy diverso y amplio donde podemos ver a gente de todas las condiciones que he mencionado a lo largo de la conversación, que al final, eso es lo bonito que tiene Panamá.

Me gustaría rescatar su reflexión sobre la importancia de que la migración sea vista como un elemento aprovechable para el intercambio cultural y de conocimiento.

Sí, efectivamente, cuando tengo estas conversaciones siempre menciono en primer lugar la gastronomía como un claro ejemplo de cuáles son los beneficios de la migración: es cómo me puedo transportar a otros países disfrutando de una comida hecha por nacionales o por personas que vivieron en otros países que me pueden trasladar a través de los sabores a esas naciones. Otro aspecto es la cultura, la pintura, la fotografía, y cómo a través de expresiones artísticas uno puede trasladarse a otros lugares. Esas son las cohesiones que nos ayudan a conectarnos más y esos son los ejemplos que uno puede citar para ver los beneficios. Cómo expando mi cultura, el idioma. Si vemos a las nuevas generaciones, hay un interés de aprendizaje de las nuevas culturas y experiencias; a eso tenemos que apuntar para aprovecharlo.

A veces la política apela al tema migratorio en su discurso. ¿Cuál es la postura de la OIM frente a cualquier discurso discriminatorio hacia la población migrante, proveniente de figuras con algún tipo de representación política o alcance en las masas?

Mencionaba que existen campañas de sensibilización; en Panamá tenemos una muy importante que trabajamos con Acnur, llamada 'Somos lo mismo' y lanzada en 2018, coincidencialmente en el día de la madre y pudimos exteriorizar cuál puede ser el sentimiento de una madre que sin importar la nacionalidad, generaba un afecto hacia su hijo y cómo ese sentimiento materno podía ser trasladado sin importar la distancia física. En esta campaña también se expandió cómo enseño a hacer un plato de mi país a la comunidad local y cómo le hago probar esos sabores. Así se va diciendo que a la xenofobia hay que combatirla todos, pero principalmente se trata de la prevención.

Pero, ¿de qué manera podríamos ser más incisivos para evitar que se politice el tema migratorio? Lo hemos visto en diversos escenarios, incluso en Panamá a nivel discursivo.

Creo que tenemos que empezar por las escuelas y las primeras generaciones, que al final son el futuro y van a aportar provecho y a generar beneficios a la sociedad. Se trata de cómo empezamos con nuestros hijos que absorben la información como una esponja, cómo les educamos desde la casa, cómo a través de las escuelas generamos esa concienciación y después la réplica se va duplicando en varios canales. De ahí seguramente vamos a decir que me sirve más conocer a gente de otros países con otras culturas, que ir en contra de esas personas; si al final todos somos seres humanos y buscamos nuestro porvenir y el de nuestros familiares.

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