¿Cuáles son las mayores necesidades del sistema de Salud?

Actualizado
  • 22/03/2015 01:00
Creado
  • 22/03/2015 01:00
Mauro Zúñiga, también médico, opina que el problema de la salud panameña no está en la falta de presupuesto

Falta de medicamentos, equipos dañados, poco personal, hospitales y centros de salud en malas condiciones. Estas son tan solo algunas de las tantas quejas de los usuarios del sistema panameño de Salud.

Tan solo esta semana, Orlando Quintero, director de Probidsida, denunciaba que los menores de edad que deben tomar antiretrovirales estaban sufriendo las consecuencias de la falta de medicamentos.

Cuando se le consulta, Juana Herrera, psiquiatra y exdirectora del Instituto Nacional de Salud Mental (INSAM), comenta, que, para la institución donde trabaja, $300 millones representarían muchas cosas: ‘Podríamos mejorar las instalaciones del INSAM, la dotación de psicofármacos para la atención primaria y los centros de salud a nivel nacional. Se podría invertir en formación, lo cual es muy importante’, asegura la doctora Herrera: ‘Estamos carentes de personal de salud. No solo de médicos especialistas, sino también de personal de salud en general, promotores de la salud a nivel comunitario’.

Mauro Zúñiga, también médico, opina que el problema de la salud panameña no está en la falta de presupuesto; sino en la mala administración del dinero que se maneja: ‘Hace unos años, acuñé el concepto ‘deshospitalización’ para referirme al hecho que en los hospitales públicos y, en especial en el Complejo Hospitalario Metropolitano, el 80% de los pacientes no debería estar internado, siempre que se tenga un adecuado sistema de atención médica primaria, con la figura del médico de cabecera. Si un paciente acude a un hospital por una urgencia y no requiere hospitalización, se le refiere a su médico de cabecera, quien lo va a atender a su hogar con un equipo (enfermera, técnico, etc.). Esto hace que se queden internados en los hospitales únicamente los que requieran una atención continúa por su gravedad o los casos quirúrgicos’.

Añade el médico que, si no se aplica la ‘deshospitalización’ no es por falta de interés, sino por los intereses creados. ‘Desarrollar este sistema es muy fácil. Cuando yo fui director de los Servicios Médicos de la CSS, en sólo tres meses, logramos adscribir a más de 60 mil pacientes a su médico de cabecera. El problema es que el proceso de deshospitalización acaba con el negocio de la medicina, ya que las grandes empresas no van a vender sus equipos e insumos: se detiene el enorme negociado de las medicinas, se reducen las coimas, etc.’.

Juana Herrera coincide en el tema del presupuesto con su colega. La psiquiatra observa que ‘la inversión de la Caja del Seguro Social y del Ministerio de Salud, si fuera bien administrada, sería una suma bastante significativa, pero está enfocada en la atención sin darle recurso a los insumos de mantenimiento. Tanto el personal como el recurso material e infraestructura’.

Herrera Araúz opina que una necesidad del sistema de Salud es cambiar el enfoque que hay sobre el servicio: ‘La prevención y la promoción de la salud han quedado rezagadas, lo cual requiere dinero’. Para la doctora, es necesario invertir en campañas que alerten a la gente a cuidar su salud: ‘[Son importantes las] campañas educativas para enseñarle a la gente cómo se debe llevar la salud renal, prevención. Inclusive, campañas de donación’. Tomando su experiencia como beneficiada por un transplante renal, la psiquiatra comenta: ‘ Un paciente con trasplante, le cuesta al Estado no más de 3 mil o 4 mil dólares anuales en medicamento y atención. Un paciente de diálisis cuesta entre 27 y 28 mil dólares anuales’.

Mauro Zúñiga tiene una visión similar en el tema de las campañas, pues, para él, sería muy importante que ‘se desarrolle una campaña preventiva intensiva para evitar las enfermedades: suplir a la comunidad de agua potable, una buena disposición de excretas, crear buenos hábitos alimentarios. Hacerle ver, por ejemplo, que la comida chatarra, frituras, y demás , producen cáncer, infartos, daños cerebrales. Evitar el consumo de tabaco, licor y drogas ilícitas; disminuir el estrés y las angustias que son las principales causas de depresión del sistema inmunológico; mejorar el transporte, disminuir la inseguridad ciudadana’.

El tema del agua, aunque no es algo directamente relacionado al ministerio de Salud, sí debe ser considerado, opina, así como Zúñiga, Juana Herrera: ‘No está directamente vinculado a salud, per se , pero también es importante: la dotación de agua potable. Eso afecta mucho en el estado de bienestar de los ciudadanos. Eso podría aprovecharse para suministrarle agua potable a áreas que no la reciben, a través de un programa piloto’.

Mauro Zúñiga, también, agrega una arista al tema, que no tiene que ver con el tema administrativo ni el presupuesto: El tema cultural. Según el médico, la forma en que la salud se enfoca afecta mucho: ‘Vivimos inmersos en la Cultura de la Enfermedad: no hablamos de Centros de Enfermedad sino de Centros de Salud. Vendemos la idea de que la alta tecnología es fundamental en el proceso de Salud-Enfermedad’. El médico añade: ‘La infamia que ha hecho el señor Sáez-Llorens y que continúa el actual director, de constituir una ciudad hospitalaria, aparte de una aberración, lo único que busca son los sobrecostos y las coimas. Si no cambiamos esa cultura, los gastos cada vez se van a disparar más’.

La Dra. Herrera comenta, también, sobre el proyecto de la Ciudad Hospitalaria Ricardo Martinelli Berrocal’. La psiquiatra lo utiliza de referencia para dimensionar cuánto representan $300 millones: ‘Cuando se estaba con el ’boom’ de la Ciudad Hospitalaria, que se hablaba del nuevo Hospital del Niño, nuevo INSAM, nuevo Oncológico; la estructura que se diseñó, en ese momento, iba a costar $76 millones de dólares’.

Desde un punto de vista mucho más personal, Zúñiga Arauz, se refiere a la premisa que basa este artículo: Los $300 millones que Sittón que le adjudicó a Demetriu Papadimitriu. Mauro Zúñiga comenta que ‘los 300 millones que se le atribuyen a Papadimitriu no existe ninguna prueba fehaciente de que sea real. Una de las patologías psiquiátricas de Martinelli Berrocal es la extrapolación: acusar a otras personas de lo que él es y hace. Lo que sí te puedo afirmar con certeza es que lo que se robó Martinelli Berrocal y su gobierno sirve para mejorar las condiciones de vida de, al menos, de un millón de personas’.

Juana Herrera, sin hablar de nombres propios, comenta: ‘me siento impotente porque, cada día que uno llega y no hay medicamento, no hay material para atender, o que no hay una inyección, uno piensa: ‘No hay para medicamento, pero sí se pudieron llevar tanto dinero’. Como paciente trasplantada con éxito, veo que se invierte tanto en la diálisis, que se necesita, pero no le dices a la población qué se necesita para evitar llegar a ese estado. Eso no tiene rédito económico. Me imagino cómo se han llevado esa cantidad de dinero, en vez de dejar que el pueblo se pudiera beneficiar de todos esos millones que no sabemos dónde están. Cuando pongo la cabeza en la almohada, pienso: ‘¿Qué no hubiéramos podido hacer por algunas de las poblaciones más necesitadas, que están en extrema pobreza?’. Esto es casi un crimen. Casi cada cuatro días, muere una persona de hambre en este país. Desde el punto de vista de la salud, es imperdonable’.

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