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- 24/05/2009 02:00
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PANAMÁ. Magali Wiltchiere, veía su vida desvanecerse día tras día por una insuficiencia renal, diagnosticada hace tres años. Oriunda del Distrito San Francisco, en Veraguas, consiguió trabajo en un restaurante en Santiago, con el cual apenas sufragaba la hemodiálisis que recibía tres veces por semana en el Hospital Rafael Estévez, de Aguadulce.
A pesar de sentirse enferma y deprimida por su mal, cada día se dirigía al trabajo con el anhelo de seguir hacia adelante y lograr ver crecer a sus hijos.
Un donante había aparecido. Alcanzó a ilusionarse. Sin embargo, no pudo viajar a la ciudad y tuvo que dejar pasar así la esperanza de mejorar sus condiciones de vida. Sentimientos de impotencia y frustración se adueñaron de ella y llegó a pensar que no tendría una segunda oportunidad.
El pasado 9 de abril cuando se dirigía a Aguadulce a realizarse su ya acostumbrado tratamiento, recibió una llamada de la Caja de Seguro Social (CSS) anunciándole que tenían un nuevo donante. Viajó de inmediato a Panamá. Después de una entrevista y algunos exámenes en el seguro, Magali finalmente recibió el trasplante que le devolvería la oportunidad de seguir viviendo.
“Yo no lo podía creer. Le agradecí a Dios por el regalo de vida que me había brindado. Hay muchas personas que esperan por un trasplante. No creí que tuviera una segunda oportunidad”.
Solo unas pocas personas tienen acceso a un trasplante en Panamá. La escasez de donantes, los costos quirúrgicos y la dificultad para realizarlos en el país llevan a que muchos pacientes fallezcan, sin tener la posibilidad de recuperase.
En el país se realizan al año aproximadamente veinte cinco trasplantes de riñón, seis de médula ósea y diez de córnea. Los costos giran alrededor de 29 mil dólares para trasplantes renales, 20 mil dólares para los de médula ósea y 2 mil 500 los de córnea.
En lo que va del año 2009, se han realizado 19 trasplante renales y un trasplante de médula.
Según Alexander Pineda, presidente de la Asociación Nacional de Pacientes con Insuficiencia Renal Crónica y Familiares (Anpircf), en Panamá se pueden trasplantar diversos órganos. Sin embargo, el único que se realiza con frecuencia es el renal.
A pesar de que se cuenta con los especialistas panameños formados en el área, las autoridades de salud han puesto muchas trabas para abrir nuevos programas de trasplante, desperdiciándose así gran cantidad de órganos.
De un cadáver se pueden extraer varios órganos que, en opinión de Pineda, podrían aliviar a muchas de personas.
Pineda cuenta que lleva más de dos años con un grupo de doctores y pacientes hepáticos recorriendo distintas oficinas públicas y en reuniones con la ministra de Salud, Rosario Turner; el vicepresidente Samuel Lewis, el defensor Ricardo Vargas y el director de la CSS, René Luciani, e incluso le han entregado cartas al presidente Martín Torrijos solicitando que se abra en el país un programa de trasplante de hígado ya disponible en otros países, y nadie le sabe dar respuestas. La razón para ello, en su concepto, radica en la falta de voluntad de las autoridades.
“Nosotros, como asociación, estamos intensificando nuestra lucha para que todos los 60 afectados con insuficiencia hepática se beneficien y tengan la oportunidad que tuvimos nosotros en la parte renal”.
Mauricio Rodríguez, médico especialista en trasplante hepático y de páncreas, asegura que desde que llegó con un grupo de colegas de especializarse en esta área de la medicina, han estado dialogando con las autoridades para que formen el personal que se requiere en este tipo de trasplantes.
Ya se cuenta con la infraestructura, los medicamentos inmunosupresores, el banco de sangre y el laboratorio de inmunología de trasplantes, pero aún no se tiene el personal idóneo para realizarlos.
“Hay por lo menos 20 personas que esperan por un trasplante hepático”, asegura.
Norberto Carreño, médico especialista en trasplante hepático, cuenta que de veinte pacientes que tenía hace cuatro años, la mitad ha fallecido. Algunos, que tenían los recursos o un seguro privado se han trasplantado.
Sin embargo, la mayoría tiene que salir a conseguir cómo completar los 25 mil dólares que les da el seguro social, para poder trasplantarse en algún otro país –usualmente Colombia, Argentina, España o Estados Unidos— donde los costos del trasplante hepático van de 70 mil a 450 mil dólares.
Carreño, quien considera que Panamá debería emprender muy pronto un programa de trasplante hepático llegó incluso a proponer con un grupo de colegas, no cobrar honorarios en el primer año del programa, para ayudar a las finanzas de la Caja, Aún así su propuesta no prosperó.
Uno de los mayores obstáculos para iniciar el programa es, sin duda alguna, la falta de recursos. Más allá de los costos de capacitar el personal, para el trasplante hepático se requiere un medicamento llamado inmunoglobulina, que evita que el paciente contraiga hepatitis B, después del trasplante. “Son excusas de la Caja”, anota el Dr. Carreño.
“La inmunoglobulina se requiere en todo tipo de trasplantes”.
En la CSS, La Estrella no pudo obtener una respuesta oficial sobre el tema. Una doctora del Departamento de Trasplantes, quien pidió no mencionar su nombre, aseguró que el programa sigue vivo, pero no hay plata para ponerlo en marcha.
En opinión de Alexander Pineda, el costo de atender los pacientes hepáticos que no se trasplantan puede llegar, en los dos últimos años de su vida, a los 250 mil dólares, debido a que es necesario atender las frecuentes crisis que presentan antes de fallecer.
“La inversión puede ser mucho más costosa si no se operan”, asegura.
Félix Escobar, miembro de la Dirección Nacional de Planificación de la Caja de Seguro Social hizo en el año 2005, un estudio sobre los costos de los trasplantes en Panamá y calcula que el trasplante de hígado sin complicaciones puede costar alrededor de 37 mil dólares y con complicaciones 56 mil dólares.
Esta suma —una vez iniciado el programa— podría disminuir, pues al aumentar el número de procedimientos, bajarían los costos fijos que implican.
Después de cuatro años de insistencia infructuosa en abrir en la CSS el programa de trasplante hepático, tanto médicos como pacientes han decidido que lo mejor es esperar al cambio de administración para ver si con la próxima tienen más éxito.